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viernes, 1 de mayo de 2020

SOÑAR




Si quieres alcanzar tu sueño lo primero que has de hacer es soñarlo. Realmente no son estos buenos tiempos para la poesía y el sueño pero ambas cosas son siempre indispensables y, de alguna manera han de acompañarse mutuamente. Hablo, por supuesto, del soñar despierto, no dormido, aunque más de uno, dada la situación actual, desearía entrar en un sueño profundo y duradero; un soñar despierto, una ensoñación que pese a estar cargada de pensamientos placenteros y esperanzas, no deja de tener una parte importante de fantasía de difícil cumplimiento. No debemos confundir el sueño personal con un simple deseo, este último no tiene porqué requerir mucho más que la iniciativa de conseguirlo, siendo conscientes de que no conseguiremos todos los deseos que pretendamos en nuestra vida, llegar a poseer todo lo que queramos puede llegar a ser destructivo para la personalidad. El sueño va mucho más allá, siempre nos exigirá esfuerzo, nos supondrá un reto vital y por su componente algo quimérico, si llegamos a alcanzarlo nunca será tal y como lo idealizamos, pero nos valdrá como motor para nuestra vida. No debemos quedarnos en nuestro propio ombligo, la vida es mucho más que nosotros, nosotros mismos somos mucho más que nuestra individualidad, somos quienes somos, en buena medida, por quienes nos han rodeado y nuestros valores positivos y negativos son, también, por la manera en cómo nos hemos interrelacionado con ese entorno, por cómo hemos respondido a los estímulos que hemos recibido. Sin ellos, seguramente, nos desmoronaríamos. Es necesario soñar, también, con lo qué hacer del mundo, qué queremos construir en él. Por supuesto, la realidad nos desborda, es infinitamente más grande que lo que podemos abarcar, pero, a menudo, se hace necesario intentar abarcar lo global para conseguir cambiar lo local, intentar cambiar lo más grande para lograr cambiar lo pequeño, cambiar lo social, a veces, para sólo cambiar lo personal, a nosotros mismos. Soñar es un derecho indispensable de cada persona y una necesidad que ha de cumplirse si queremos mantenernos en pie, lúcidos y humanos, sensibles ante las derrotas y las victorias, ante las caídas que origina la vida y ante el gozo que supone ser capaz de levantarse. Ser capaces de soñar sin que en el intento de alcanzar el sueño consideremos que vale cualquier medio, ningún fin justifica hacer uso de medios que invaliden aquello que quieres alcanzar, que te invaliden a ti. En los medios ya debe estar el fin que persigues, no alcanzarás plenamente ese fin pero sí estará, de alguna manera, en ti ya durante el camino que llevas en la vida. Alcanzar también el fin de una sociedad en la que realmente presida la justicia y la humanidad, una utopía inalcanzable pero que, a pesar de serlo, debemos perseguir; y en esa persecución estamos obligados a utilizar medios que favorezcan a los más pobres y débiles, sólo así lo que se vaya construyendo, imperfecto sí, podrá tener los colores de esa utopía. Vivimos tiempos oscuros, tiempos que no serán cortos, tiempos que dejarán huella en nosotros pero de los que tenemos que salir renovados y renovando el mundo para ello tenemos que ser capaces de soñar con una luz al final del túnel evitando hundirnos en la miseria y la pesadilla.

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