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martes, 1 de agosto de 2023

DIALOGAR

Todo diálogo, en política es unn ejercicio de riesgo.Lo fue siempre, nadie da poder sin conseguir nada a cambio. Así fue con Aznar y con Rajoy negociando con PNV y CiU para poder ser investidos.Nada se dio a cambio entonces ni nada podrá darse ahora. La política es así, todos votamos esperando que la fuerza política a la que lo hacemos consiga los beneficios que esperamos, para eso les hemos votado y para eso han votado el resto de ciudadanos, con la diferencia que los beneficios deseados sondiferentes y pueden no gustarnos, del mismo modo que puede no gustarle a ellos los que hemos conseguido nosotros. Negociar es eso: dar y recibir. A cambio se obtiene un objetivo importante, la tranquilidad de una sociedad, el entendimiento entre las distintas partes de la misma.
El llamado, con ánimo dañino, gobierno frankenstein sólo se trata de un complejo ejercicio de diálogo y negociación que ha exigido al gobierno mantenerse en equilibrio durante toda la legislatura.El valor del diálogo no reside en hacerlo con aquellos que se encuentran cerca de ti y, por lo tanto, resulta fácil ese diálogo, el auténtico valor reside en hacerlo con esfuerzo y  riesgo haciéndolo con aquellos que sabes te juegas mucho y que sí o sí en algo tendrás que ceder y te lloverán los insultos y los enemigos incluso dentro de tu propia casa. Pero todo, hasta aquello más dispar a mis creencias es legítimo defenderlo.
De todo habrá que hablar y en algún momento, incluso, de lo más detestable, el referéndum. No tiene porqué ser síntoma de debilidad, puede serlo de fortaleza, de atreverse a afrontar algo por lo que sabe será criticado y castigado. Hablar del referéndum no es ceder. La constitución es interpretable y modificable, mantenerla como intocable es un gran error. El tiempo pasa y con el pasar del tiempo la sociedad cambia y con ello hn de cambiar las normas que la rigen. La naturaleza nace y muere, tiene un principio y un fin y pretendemos que aquello que el ser humano ha creado sea intocable, no tenga fin. Cosas, como no, como una constitución o un país. Se trata de hablar y modificar si es necesario y si no pues estupendo. Lo importante es hablar, para eso existe un Parlamento, para resolver los conflictos dialogando, sin violencia.