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sábado, 9 de mayo de 2020

Casi poemas (13)






Quedaron atrás los sueños,
se cerró la puerta tras ellos.
Atrás quedaron los nombres propios
y el regocijo que pudo haber entonces.
Atrás el aroma y el color de las flores en primavera,
el juego, sin más sentido, que la risa y el placer,
la dicha de la infancia en brazos
y atesorar joyas en el cofre de los deseos.
Quedaron atrás los sueños
y con ellos quedé yo.
Sólo podré soñar de nuevo
cuando cierre los ojos finalmente
o esta vida será el sueño y la muerte el despertar




Cada segundo es eterno,
el infinito convertido en amenaza
cumpliéndose día a día.
Cada minuto una vida
donde sólo se añora el fin.
Cada hora…
la hora no existe,
sólo es ficción arropando tu miedo,
sueño profundo sobrevolando el día.
Todo comienza al dormir
y acaba al despertar.
Y sin embargo pasaría toda mi inmovilidad
contemplándote,
 tooodo ese final sin fin
soñándote con el único miedo al amanecer.




En la montaña de inmensa paja
quiero buscar una aguja
de la que desconozco
su forma y nombre
y en la que, ni siquiera yo mismo
podría encontrarme.
Incluso yo sería minúsculo
ante tanta hojarasca
y encontrar esa aguja
sería un milagro,
milagros en los que ni yo mismo creo.
El tiempo pasa,
cada vez más breve es lo que resta
y esa aguja será ya irreconocible,
pero cada día sigo soñando
con notar un pinchazo
y que allí esté ella.




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