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jueves, 28 de noviembre de 2013

CONSEJOS PARA LLEGAR A SER UN TOCAPELOTAS


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 Encntrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significaba estar loco.
1984. George Orwell
PRIMER CONSEJO: Ten en cuenta dos planteamientos aparentemente contradictorios pero creo que compatibles en la práctica: utopía y pragmatismo. El primero te marcará el horizonte hacia el que caminar. Nunca llegarás a él pero te hará caminar y te marcará el camino, para eso sirve la utopía. El segundo te enseñará como deben de ser los pasos. Que no puedas llegar a la meta, en la vida no quiere decir que no puedas andar. No importa que tus pasos sean pequeños siempre que sean posibles y que no dejes de darlos. Nunca te contentes con los pasos dados siempre podrá haber uno siguiente. “El viaje de miles de kilómetros comienza con un solo paso” dice el proverbio chino. Mantente en esa tensión, un viaje inacabable y unos pasos pequeños que te acercan al final. Un proyecto con unos objetivos finales que habrán de permanecer ahí y otros operativos que habrán de revisarse periódicamente. Pero atente a las consecuencias, nadie estará satisfecho. Los pragmáticos que no tienen horizonte utópico que plantearse te tacharán de radical, rojo sin absolución posible, idealista, teórico, utópico, de falto de realidad y de pies en la tierra; mientras que los utopistas que viven instalados en el sueño y a los que cualquier paso les resulta insatisfactorio lo harán de pragmático, derechoso disfrazado de progre, conservador, posibilista, falto de ideales y sueños.

SEGUNDO CONSEJO: En un ambiente religioso di que no eres creyente. En otro antirreligioso, di que no eres ateo, y con esto di también que tampoco eres agnóstico pues te interesa el tema Dios aunque el dios en el que piensas sea más un antidios despojado de los atributos que le son habituales. En cualquiera de ellos no tengas tabúes ni prejuicios a la hora del lenguaje. Los primeros te tacharán de ateo, de peligroso, sospechoso, herético y blasfemo, aunque te sientas cercano a ellos. Los segundos lo harán de beato, meapilas y antiguo, te criticarán y se burlarán de ti. Las críticas que dirijas a ambas partes te señalarán como enemigo y los lazos que tiendas siempre serán puestos entre paréntesis.

TERCER CONSEJO: La realidad tiene muchas caras que no siempre son percibidas porque no se ven o no se quieren ver. Tú pon el acento en aquello que pase desapercibido, especialmente en aquello que se ignora porque resulta incómodo.  Has de saber que se removerán en sus asientos y se pondrán a la defensiva, te tacharán de ignorante o de idealista, quedarás excluido o serás el centro de todos los ataques. Considerarán un insulto simplemente con que insinúes que hay algo que se oculta deliberadamente.

CUARTO CONSEJO: Matiza, enfréntate a  la simplificación. Puntualiza lo que se ha quedado en el tintero, señala las diferencias entre unas acepciones y otras, discute las generalizaciones, resalta las consecuencias no previstas y subraya las contradicciones. Elabora tu pensamiento. No te comprenderán, el pensamiento complejo no es una práctica habitual por lo que resultarás cargante y un incordio. Se escandalizarán porque creerán que les estás llamando simples, simplones, simplistas. El pensamiento común no va más allá de una práctica estímulo-respuesta en la que a esta llegamos a través de una simple carga emocional, un tópico o la imposición de un imaginario colectivo.

Si sigues estos pasos no lo dudes, llegarás a ser un perfecto tocapelotas, cargarás a menudo con una cierta sensación de la maldición de Casandra y generarás a tu alrededor tanta ira como burla, tantas voces como silencios. Pero en ese laberinto que es la vida y en ese circo que es la sociedad siempre habrá momentos en los que alguien te entienda y siempre encontrarás personas que te aprecien y valoren. Guarda esos momentos como diamantes que compensen la pobreza y mediocridad que encuentres a tu alrededor, y conserva a esas personas como aquello que justifica sobradamente tu forma de enfrentarte a la vida.

martes, 26 de noviembre de 2013

1984



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El domingo se publicó en EL PAIS el artículo “Futuros fatídicos que ya están aquí” de Juan Jacinto Muñoz Rengel, centrado en la literatura distópica y, especialmente, en la obra Un mundo feliz de AldousHuxley, a la que considera cada vez más terrible y poderosa debido a su vigencia siendo la pesadilla a la que parecemos dirigirnos. En ese artículo menciona 1984 de George Orwell, pero considera que ha perdido verosimilitud al quedar fuera de nuestro horizonte. ¿Es así?

Hace unas pocas semanas releí, después de más de treinta años, esa novela y lejos de quedar trasnochada como una vieja obra de ciencia ficción se resaltaba, conforme avanzaba en su lectura, su vigencia; lejos de significar una posible amenaza por llegar veía en ella una realidad que, en buena medida, se encuentra ya instalada.

En ella la visión del mundo inventada por el Partido se imponía con excelente éxito a la gente incapaz de comprenderla. No estamos ante una sociedad de partido único de origen totalitario. No. ¿No? No existe un solo partido acaparando el poder, pero sí parecemos existir en una sociedad de pensamiento único que se permite ser adornado por ornamentaciones ideológicas variadas. Una sociedad en la que los diferentes partidos parecen formar parte de una misma maquinaria. Unas partes de esa maquinaria que reproducen igualmente comportamientos esenciales. La necesidad de rectificar el pasado continuamente a través de la mentira. La palabra no tiene valor y el hecho de variar en lo que se dice y hace es uso común del que no es necesario dar explicaciones porque no se demandan. El control del pasado depende por completo del entrenamiento de la memoria y para ello es necesario hacerse con un público fiel que asuma en cada momento el presente a pesar de haber llegado a él a través de la mentira. Convencer de la infalibilidad del Partido, poseedor de la verdad absoluta. Infalibilidad a la que se llega a ella a pesar del doblepensar, que significa el poder, la facultad, de sostener dos opiniones contradictorias simultaneamente. Un acto que ha de ser consciente, para asegurar su  precisión y, a la vez, inconsciente, para que no haya sentimiento de falsedad. Ese público fiel es consciente de la contradicción en el discurso pero a la vez asume su no contradicción porque la verdad no depende de la realidad sino de quien la enuncia, el Partido. Este comportamiento evita el ejercicio de pensar y otorga tranquilidad y seguridad al recaer la responsabilidad en una entidad superior.

En ese ejercicio de control del pensamiento tiene un papel importante la neolengua, en la que se transforma el léxico para no decir lo que no se quiere decir pareciendo que lo dice. Terminología que se esconde y se sustituye por eufemismos para reflejar una realidad diferente. La realidad deja de existir como tal para solo existir en la mente humana, no en la individual sino en la colectiva, la del Partido. La creencia que se quiere transmitir es que es imposible ver la realidad sino a través de los ojos del Partido. 

El Partido no se preocupa de perpetuar su sangre sino de perpetuarse a sí mismo. Es decir, un mismo modo de ver y de tapar la vida, de mantener el poder por el hecho de mantenerlo y no tanto por la capacidad que teóricamente supone para transformar la realidad. Y es que la realidad es intransformable, se impone por sí misma, sólo puede ir a peor si no la dejamos en manos del Partido. La idea de que se está en guerra permanente, y por tanto en peligro, hace que la entrega de todo el poder a una reducida casta parezca la condición natural e inevitable para sobrevivir. Es la doctrina del shock de Naomí Klein, el auge del capitalismo del desastre, a través de impactos en la psicología social a partir de desastres o contingencias, se provoca que, ante la conmoción y confusión, se puedan hacer reformas impopulares o se mantenga una estructura social deteriorada.

Lo anterior incluye la necesidad permanente de un enemigo. Un enemigo que, en este caso, se encuentra dentro del mismo sistema y que juega un doble papel, el del peligro de la destrucción del sistema, el de enemigo, y, a la vez, de sostenedor de ese mismo sistema. Entre ellos se pueden intercambiar los papeles sin que, en el fondo, nada cambie. Para ello es necesario fomentar el odio, asegurar los minutos diarios de odio personalizándolo en otro.

Por último la figura del omnipresente y vigilante Gran Hermano. Vivimos en una sociedad en la que la tecnología permite que seamos permanentemente espiados y controlados. Pero no son necesarias las telepantallas para llegar a conocer los actos de cada individuo en la medida en que este se convierte en Gran Hermano de sí mismo y de los demás. Basta con echar un vistazo a las redes sociales y a los millones de mensajes diarios por wassap para darnos cuenta de que vivimos en un escaparate elegido, en muchas ocasiones, voluntariamente. Optamos por una vida en abierto para los otros renunciando a la privacidad de actos y sentimientos. Un Gran Hermano también para los otros. Precisamente en uno de los días de la lectura de 1984 un joven fue atropellado y muerto. Las imágenes del suceso circularon por smartphones minutos después del mismo, por wassap se divulgó inmediatamente la identidad de la víctima, antes incluso de que su familia fuese informada. ¿Quién nos vigila?

     ¿Estamos condenados? La obra dibuja una sociedad en la que los simples impulsos y sentimientos de nada sirven, nada importaba lo que se sintiera o dejara de sentir, lo que se hiciera o dejara de hacer. Le apartaban a uno con toda limpieza del curso de la historia. La visión que ofrece la obra es fuertemente pesimista, sin embargo en algún momento de la misma, Winstom Smith, el protagonista, realiza la siguiente reflexión referida a los proles, la masa de gente que vive atemorizada y aislada de la política: “Lo que importaban eran las relaciones humanas, y un gesto completamente inútil, poseía un valor en sí”. Un Winstom completamente derrotado cierra el libro con “dos lágrimas, perfumadas de ginebra” resbalando por sus mejillas. Con anterioridad Orwell ofrece la siguiente afirmación: “Si podemos sentir que merece la pena seguir siendo humanos, aunque esto no tenga ningún resultado positivo, los habremos derrotado”. ¿Qué significan esas dos lágrimas?

martes, 12 de noviembre de 2013

CASI POEMAS (5)


 
Si digo pequeño vosotros me decís grande.

Si digo miedo me decís valiente,

si digo débil me decís fuerte.

Pero todo en mí es prosaico

y no atino a percibir la excelencia con la que me adornáis.

El callejón en el que me hallo tiene pocas luces,

manejo a tientas sus paredes

y me siento perdido con frecuencia.

La senda que sigo no ha sido transitada,

en cada ocasión es necesario abrirla de nuevo

y sólo soy una mota de polvo buscando su destino.



 

*



Nunca cantes victoria definitiva.

Eres un perdedor.

Es ahí donde residen tus triunfos,

los que no disfrazan sus miserias

ni se recubren de altivez.

Nunca hagas tuya la corona que te ponen,

son ellos los que tienen la necesidad del héroe

para asegurar sus pasos,

pero para ti representa la losa que te entierra,

la trampa en la que desapareces.

Nunca te dejes embriagar por la gloria

la gota de elixir que te regala

es demasiado grande para tu pequeñez.

Aquel a quien ves en el espejo

es alguien muy diferente a quien eras.

Tu capacidad de infinito te desborda,

sólo eres capaz de percibir las huellas que te sellan al presente.

Ahí reside tu grandeza

en el pequeño huerto que eres capaz de plantar con tus manos

y en los labios en los que eres capaz de perfilar una sonrisa.

El templo eres tú, tú eres su sacerdote

y no hay más oficio que recrear cada mañana un futuro que no verás

pero que no será sin ti.

Alfa y omega de una vida en la que solo eres una anécdota.



 *



Aprovéchate, tú  eres más fuerte.

Búrlate, tú eres más culto.

Domínala, tú eres más poderoso.

Humíllala, tú eres más importante.

Despójala, es tuyo lo que ella posee.

Elimínala, es ella la que te hace sombra.

Sólo así lograrás borrar el rastro de que  eres nadie

y podrás engañarte con la mentira que has construido.





martes, 5 de noviembre de 2013

EL META-META-JUEGO



Meta- es un prefijo que aporta el significado de “más allá de” o que “trasciende o reflexiona sobre”. Hace muchos años, allá cuando yo era joven recuerdo utilizar ese concepto aplicándolo a lo que llamaba el “juego de la vida”, es decir, vivir sin más,  encontrarse los seres humanos en un estado de actividad en el que, como el resto de los seres orgánicos, nace, crece, se reproduce y muere, y en ese proceso se relaciona con los demás y con el medio ambiente que le rodea. El estricto destino del ser humano no es sino desarrollar las actividades necesarias para crecer (comer y cuidar su salud), reproducirse (la sexualidad en general y la cópula en concreto) y relacionarse (toda la actividad cultural y social que también permite, evidentemente de otra manera y en otro orden, crecer y reproducirse). La satisfacción prioritaria de toda persona pasa por complacer estas necesidades y lograrlo sin más. Una sociedad ideal y al mismo tiempo irreal, literalmente utópica sería aquella en la que se pudieran satisfacer esas necesidades sin más complicaciones, sin que hubiera que establecer reglas, límites, sin que el ser humano se tuviera que organizar, agrupar y rivalizar. Esto es evidentemente imposible, el hombre tiene que reunirse y reflexionar acerca de la manera en como ha de organizarse la vida y pelear los derechos que le acerquen esa satisfacción, es decir, entramos en el meta-juego, no en vivir la vida sino en reflexionar como podemos y debemos vivir la vida. Dado ese paso se nos exige uno más y es como organizar las organizaciones, es decir la reflexión sobre como hemos de reflexionar sobre la vida, analizarla y tomar decisiones; no realizar las actividades de ésta sino regular las organizaciones que aspiran a regular esas actividades. Sería el meta-meta-juego. Esto es una simplificación, claro está, que podría ampliarse a un sin número de niveles; el ir más allá de la propia vida para distanciarse de esta y constituirse en una jerarquía que la reglamenta y doblega se establece a nivel social y se establece de hecho en las distintas organizaciones; se instituye una jerarquía que en la misma medida que regula las actividades de la vida se va distanciando de esta.

Esta inevitable complicación genera de hecho una doble riesgo, uno a nivel estructural y otro a nivel personal. En el primero hay una inversión del orden jerárquico, lo importante no es la base, el pueblo, sino la cúpula. Lo que hay que escuchar no es la información de esa base, insertada en la realidad, sino las directrices que establece esa cúpula. Problema, que la organización no alimenta la realidad sino a sí misma, a la propia organización. Lo importante no es cambiar la realidad sino acrecentar el poder económico y social de la organización, el medio se convierte en fin. No somos transformadores sociales sino servidores de ese medio. Esta estructura piramidal puede darse en las iglesias y sus colectivos, como en los partidos, sindicatos y organizaciones sociales sin que los colectivos desfavorecidos inmersos en un supuesto proceso de empoderamiento se encuentren exentos de ese riesgo. Se puede decir que ya el propio proceso de crecimiento y fortalecimiento ya es en sí mismo una prueba de la incidencia en la realidad y su transformación social. La complejidad de la realidad y el análisis que requiere exige una cierta burocracia que puede degenerar en prácticas de nepotismo y en la suposición de que el sistema es siempre perfecto y correcto por definición, provocando que la organización sea poco proclive al cambio y a la autocrítica, como consecuencia de la poca estima por las opiniones disidentes. Sin embargo, este razonamiento puede ser significativo de una interpretación muy diferente: la organización es una iglesia y las prácticas que realiza y los planteamientos que predica es su religión. Sea cual sea su intervención sobre la realidad esta cumple dos fórmulas estrictamente religiosas: “Ex opere operato”, la primera, todo sacramento obra, tiene eficacia por el hecho de ser un acto divino (transformador); no obtiene su eficacia o valor esencial ni del fervor ni de los merecimientos ni de la actividad del ministro o del sujeto que recibe el sacramento (independientemente de cual sea esa intervención) sino por la validez del mismo (en este caso que se haga lo mandado en beneficio de la organización). La segunda,  “Extra Ecclesiam nulla Salus” que  significa: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Es decir, no hay salvación fuera de mi iglesia, de mi partido, de mi sindicato, de mi… Es por eso por lo que tengo derecho a primar sus intereses por encima de todo, y a castigar, difamar, hundir a todo aquel que pueda ser considerado enemigo al rivalizar en intereses con él.

En el segundo riesgo se sustituye el goce de la vida por el de la abstracción, pero una abstracción que no supone un gozo intelectual sino meramente narcisista. Una actividad que puede producir múltiples preguntas, entre ellas: ¿Para qué trabajo? ¿Para quién? ¿Merece la pena el esfuerzo? ¿Compensa la tensión que tengo? ¿Qué tipo de persona me estoy haciendo? ¿Hago realmente lo que digo hacer? ¿Tengo tiempo, fuerzas y ganas para mí? ¿Tengo tiempo, fuerzas y ganas para los demás? ¿Para mi familia? ¿Conozco la realidad? ¿La vivo? La prioridad es la organización y los mandatos y decisiones de su jerarquía, ¿qué supone esto?: Es la jerarquía la que piensa por mí y yo no puedo pensar y actuar en contra de la misma, ante un dilema la decisión a tomar siempre ha de ser aquella que beneficie a mi organización, si es necesario mi tiempo y mis fuerzas han de ser gastadas prioritariamente en lo que establezca el aparato y en sus tareas burocráticas. Es decir, reduzco a casi cero el ejercicio de pensar y la capacidad crítica y ética, de la misma manera que lo hago con el hecho de disfrutar y hacer disfrutar de las bondades de la vida y de percibir de primera mano la realidad y dejarme interrogar por ella.

¿A que viene recuperar ahora un pensamiento de mi juventud? Quizá porque me llegó la vejez y sus limitaciones, la discapacidad y la dependencia, antes de tiempo, porque es entonces cuando te das cuenta del tiempo que has desperdiciado, de lo equivocado que estabas situando la grandeza lejos de lo humano, no es cierto que nada de lo humano me sea ajeno si gasto mis energías en el simple beneficio de la organización y de mí mismo, del personaje que he creado y de sus privilegios y prebendas. Lo esencial se encuentra en el juego de la vida y en los niveles que actúan directamente sobre él; la complejidad de la actividad humana puede exigir ese meta-meta-juego siempre limitando el tiempo que estoy en él, lo contrario es que fácilmente dejo de ser la persona para convertirme simplemente en el personaje y mi ejercicio permanente de abstracción puede hacer que yo me convierta también en un personaje abstracto. “Memento mori”, recuerda que eres mortal y el tiempo para vivir y hacer vivir es el que transcurre entre tu nacimiento y tu muerte.