Etiquetas

viernes, 15 de enero de 2016

POSTUREO



 http://images.eldiario.es/politica/Carolina-Bescansa-Podemos-Congreso-acompanada_EDIIMA20160113_0134_18.jpg

La palabra postureo pretende expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación. Este es el término aplicado a las nuevas formas que han entrado en el Congreso de los Diputados mediante peinados, vestimentas o prácticas familiares a las que se les acusa de ser una cuestión superficial, de forma, que pretende la foto sin entrar en el fondo de nada de interés. No es, ni mucho menos, así, la forma también es fondo, incluso el postureo, entendiendo como tal esa pose hueca sin más pretensión que mostrar la propia superficie, sin nada tras ella, también refleja la pobre esencia de la persona. El fin siempre está en los medios, aunque se trate de un fin no verbalizado como tal, oculto. La política se encuentra tanto en el fondo como en las formas, es más, sólo se puede ejercer a través de ellas; el fondo pertenece al plano teórico mientras que el práctico se encuentra dominado por las formas y son estas, mayores o menores, más o menos complejas, las que reflejan el verdadero fondo que reside en uno. El postureo no es algo sólo aplicable a un sector ideológico de la población, todos somos responsables de la imagen que mostramos y es falso que no haya en ello una verdadera motivación, elegimos la imagen que queremos dar en la medida en que con ella queremos que se nos sitúe en un determinado grupo o se nos identifique con una determinada manera de ver y vivir la vida. Postureo, así entendido, no ha sido algo novedoso que se haya presentado ahora con unas determinadas maneras de vestir o de actuar, postureo lo ha habido siempre, aquel señor que se sentaba en el hemiciclo con traje y corbata ya actuaba con postureo en la medida en que aceptaba unos hábitos, unas determinadas formas pretendiendo con ellas alejarse de otras que pudieran identificarle con determinados grupos sociales. La imagen con la que cada uno elige en un determinado momento y circunstancia presentarse en sociedad forma parte de una elección suficientemente meditada. Una sociedad plural tiene, necesariamente, una pluralidad de formas de ejercer política y, por lo tanto, de presentarse en ella; el insulto o la ofensa no reside en llevar corbata o no, en llevar rastas o tener el pelo engominado, este tipo de actuación pertenece al ámbito de lo privado, no tienen por qué entrar en conflicto unas maneras con otras. El calificativo de postureo se aplica a aquello que se sale de lo habitual, en el fondo es un problema estadístico, lo estadísticamente normal es lo que debe de ser y aquello que se sale fuera de ese rango bien por lo que se dice o por lo que se hace es rechazable. Rechazar la presencia en ese hemiciclo de unas determinadas formas no viene sino a reflejar cierto rechazo a la presencia en la sociedad de esas formas. Las formas, sean del tipo que sean, son elecciones del ser humano que como tales pertenecen a un momento histórico determinado y que cambian pasado ese momento. Salvo una intención insultante no tienen por qué tener una crítica ética o política, incluso en este último caso, por mucha molestia que supongan, están dentro del juego político en el que se encuentran enmarcadas, suponen una opción más que hoy puede resultar extraña pero que mañana puede suponer lo habitual. Esta es la intención de las mismas, traen consigo otras iniciativas a las que se encuentran vinculadas como puede ser la utilización del coche oficial o el cobro de determinadas dietas. La calificación de postureo es una respuesta de autodefensa, de descalificación del otro en la medida en que su actuación parece que pone en cuestión nuestro proceder. En la medida en que hace entrar en crisis determinadas formas políticas rígidas y profundamente conservadoras bienvenido sea ese postureo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario