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miércoles, 15 de diciembre de 2010

LUGARES COMUNES (2): Recetas, queremos recetas.



2. RECETAS, QUEREMOS RECETAS.

Primer ramillete de lugares comunes

No necesitamos teorías, necesitamos recursos, técnicas, recetas, cómo hacerlo. Bien claritas, bien explicadas paso a paso. Teorías ya hemos aprendido muchas en la carrera y en las oposiciones. No necesitamos teóricos.

¿Qué teorías hemos aprendido? ¿De qué manera? ¿Quién nos las ha enseñado? ¿Puede separarse la teoría de la práctica? ¿Todos los modos de educación son iguales? ¿Se pueden aplicar sin más una técnica a cualquier modo? ¿La técnica es pura técnica o conlleva un espíritu determinado que la ejecuta, un modo de llevarla a cabo sin el cual está vacía, una teoría que le da sentido, un fin, unos por qués, unos para qués.
El método no es un conjunto de recetas eficaces para la realización de un resultado previsto. Las cosas no son tan simples. La realidad cambia y se transforma, un método reducido a un programa es insuficiente, porque ante situaciones cambiantes e inciertas los programas sirven de poco y, en cambio, es necesaria la presencia de un sujeto pensante y estratega. Allá donde hay desorden, incertidumbre y azares es necesaria la actitud estratégica del individuo.
Teoría no es el conocimiento, permite el conocimiento. No es una llegada, es la posibilidad de una partida. No es una solución, es la posibilidad de encontrar y tratar un problema.


Dos conclusiones teóricas

La educación es un problema técnico.

Nos reclamamos como profesionales, como expertos y a la vez demandamos recursos, técnicas, no teorías. Que nos den la herramienta pero no el proceso por el cual se llegó a idear esa herramienta ni el valor que tiene. Que nos den la reflexión hecha. Que nos digan qué tenemos que hacer, cómo, cuando y dónde que después ya veremos si lo hacemos o decretamos que en nuestra aula aquello es imposible. Nos reclamamos expertos, profesionales pero hemos perdido la reflexión. Hemos separado la concepción y la ejecución del trabajo. Rechazamos la intromisión de los políticos y expertos, pero aceptamos dócil y acomodaticiamente la de las editoriales. Nos estamos convirtiendo en mecánicos de la enseñanza, en sus operarios. Es el inicio de la rutinización. Si no hay reflexión crítica irá desapareciendo la necesidad de cambio, las nuevas técnicas serán adornos de una vieja práctica.

Desaparece el ser, sólo queda el hacer.

El ser maestro es sólo un problema tecnológico, somos peritos en la enseñanza, entendidos en una materia, no es un proyecto personal, no tiene que ver ni con nuestras actitudes, ni con nuestras competencias.

Un ramillete de consejos:

 No organizar el trabajo en función de la comodidad del adulto sino de los niños.
 No perder nunca la capacidad de pensar, la reflexión teórica nos otorga dignidad. Teoría y práctica es un armazón que no se puede deshacer.
 En el sitio más inhóspito una persona marca la diferencia.

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