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miércoles, 28 de junio de 2023

DECONSTRUYENDO

A.    


             PICASSO  14 años
PICASSO: 12 años


Visitando hace días el Museo Picasso de Málaga recordé una explicación que me vino a la cabeza en mi época de estudios en Magisterio del paso del realismo al cubismo o al arte abstracto. La evolución de la pintura y la escultura desde sus inicios es hacia un realismo cada vez más exigente. Un arte, la pintura, que llega un momento viene a coincidir con otra técnica artística, la fotográfica, a la que no puede superar en el reflejo de esa realidad. La pintura si lo único que pretende es plasmar una imagen que se asemeje lo máximo posible a las estampas del mundo exterior debería haber desaparecido, sin embargo aquí está buscando nuevos caminos, buscando no sólo la exactitud sino también la emoción, y es ahí donde surgen las nuevas técnicas pictóricas. Ese proceso viene a ser como un globo que empieza a inflarse, uno ve que si sopla más el globo también se infla más, sus formas son cada vez mayores y más redondeadas hasta que llega un momento en el que ese proceso llega a su fin y el globo explota y se hace trizas y uno no puede recomponer esa perfección intentando juntar esos pedazos.
Viene esto a cuenta del Museo en donde recordando la evolución del Picasso joven, casi niño hasta el Picasso adulto me hizo recordar la metáfora que esbocé en mis años de juventud. Creo que la obra de este pintor puede ser la más representativa de la teoría a la que he hecho referencia.


 

PICASSO  16 años

B.      Y ahora un nuevo giro de guion. Lo que en verdad me vino a la cabeza ese día no fue la deconstrucción del arte sino la deconstrucción de mi cabeza en un proceso que podría ser similar al planteado, proceso no consecuencia de la genialidad del pintor sino de mi enfermedad, la esclerosis múltiple. En este caso el globo no explota, sino que se desinfla. Se desinfló todo mi cuerpo hasta dejarme inmóvil, ahora toca mi cerebro. Si antes escribía de una manera ligera, sin esfuerzo, hoy lo hago de una manera complicada. Si antes las palabras salían solas, hoy tengo que buscarlas sin encontrarlas siempre. Si antes la idea era lo primero, ahora esa idea me cuesta días o semanas. Mi memoria verbal es un caos, las palabras se han dispersado. Son tantas las palabras que ahora escucho y entonces recuerdo. Sí, aquel nombre, o aquel verbo o adjetivo que dejé de usar. Que lindos son sus sonidos. Esa palabra… que poco después he vuelto a olvidar. Sí, soy lento y repetitivo. La edad y la enfermedad se han hermanado.


 


 

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