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sábado, 16 de enero de 2021

Despedida y cierre


 

Hasta mi adolescencia,al llegar la noche, la programación televisiva del día llegaba a su fin, tras el himno nacional y el ondear de la bandera, la pantalla de la televisión se poblaba de puntos hasta la mañana siguiente una carta de ajuste abría la nueva programación. Pienso que algo así, en algún momento, nos ocurre a todos, al menos me ocurre a mí, mi programación se agota y es necesario poner el cerebro, más o menos tiempo, depende del momento, en OFF y reajustarlo un poco cuando se quiera poner en funcionamiento de nuevo. Creo llegado el momento de hacer algo así con este blog.

Me encuentro agotado, la edad pero sobre todo la enfermedad que padezco ya está pasando su factura, la memoria escasea, en especial la verbal. Me siento incapaz de encontrar las palabras adecuadas, las ideas puede decirse que no existen sin el apoyo verbal, a veces intuyes algo pero te sientes incapaz de darle forma sin la palabra., Un pensamiento elaborado, capaz de ser trasladado a un papel, no es posible. No es posible escrito alguno, sin una mínima fluidez verbal, que tenga una mínima calidad. Qué sentido tiene entonces un texto que no merezca la pena y que, además, te suponga un esfuerzo considerable. Cada texto, por pequeño que sea, me requiere un esfuerzo de días, un esfuerzo debido a esa elaboración lenta y pesada, hurgando en mi memoria e intentando hacer encajar ese puzle semántico en el que es necesario encontrar la palabra adecuada y su lugar adecuado en el discurso. Esfuerzo mental y esfuerzo físico, mi tetraplejia me obliga a escribir con la mirada y sé lo afortunado que soy porque puedo hacerlo así, pero debe ser comprensible que es necesario levantar el pie y bajar el ritmo, el hoy no puede ser igual que el ayer, cada presente es distinto.

Este blog nació con una intención fundamental: dejar constancia de mi manera de pensar y con ella también de mis contradicciones y debilidades. Constancia no con el sueño ridículo de pasar a la posteridad y aportar algo nuevo, no lo inicié buscando los aplausos y hacerme popular; el ego es peligroso y especialmente en una enfermedad como esta que poco a poco te va despojando de atributos, dejándote en la nada. Estaría bien si pudieras ejercer así el honorable oficio de payaso. Mi público deseado han sido sobre todo mis hijos buscando hacerme comprender y construir vías de comunicación, pretensión escasa y que aún así dudo haber conseguido. No he buscado la conformidad, sólo el entendimiento.

El cansancio físico se junta con otro anímico o intelectual, la confrontación política inunda todos los temas y lo hace siempre con un pensamiento simple que te exige pronunciarte de una manera instantánea siguiendo las directrices que te marcan y utilizando el vocabulario, que suele limitarse a adjetivos peyorativos, que te dan. Lo que viene a predominar es la pereza mental que nos determina de parte de quien debemos estar y a quien tenemos que descuartizar sin piedad alguna, todo con el pensamiento ya mascado y dado forma, no tenemos que hacer esfuerzo mental alguno, sólo repetir las palabras que nos marquen y de las que no nos debemos salir. Todo a nuestro alrededor, ya sea ocio o negocio, deporte o política, nos incita a un mismo comportamiento, el hooliganismo. El diálogo no existe, el intercambio de opiniones, la escucha sosegada, la reflexión tranquila, todo es una batalla en la que sólo interesa derrotar al contrario. En esa contienda permanente me siento agotado, únicamente me interesan cuestiones personales, íntimas, que mi pudor, ese que parecía perdido, me impide hacer público, que desearía hablar de modo pausado, pero ese hablar ha desaparecido, hablamos de todo aquello que no nos afecta, no somos capaces de desnudarnos ante los otros, nos negamos a plantear aquello que nos pueda dejar en evidencia o incomode al otro. Es por eso por lo que creo llegado el momento de interrumpir estos escritos, mi dificultad para elaborarlos y mi desinterés por repetirme o hablar de lo que ya me cansa me lleva a poner punto y final. Punto y final que no puedo garantizar que, en algún momento, lo incumpla; hablar no debería tener otro objetivo que el de comunicarse, no basta con un emisor, no basta con un mensaje, es necesario un receptor, para lo que decimos no basta con tenerse en cuenta a sí mismo, es también necesario tener en cuenta a quien nos dirigimos, ¿Quién eres tú, esa persona que se encuentra al otro lado? No descarto que ese interés sea mínimo y que si me decido a interrumpir mi palabra lo haga como lanzando una botella al mar que encierre un mensaje que tenga la suerte de encontrar un lector que encuentre algún interés en él.

 

 


 

3 comentarios:

  1. Soñaré, pues, con el plácido momento de la escucha sosegada, del intercambio pausado de ideas, de vivencias y de recuerdos compartidos, a los pies de tu cama. Que vuelvan pronto esos momentos... Gracias, capitán, mi capitán.

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    1. Gracias de verdad, aunque si te soy sincero nunca me he sentido capitán quizás más un grumete soñando que algún día sería grande, pero el tiempo pasa y aquí estoy, sigo grumete ahora soñando con ser capitán emérito buscando una isla en la que, en esta fase final de mi vida, vivir, sólo vivir, sin necesidad de pensar, y amar intensamente hasta mi final

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  2. Esto me produce un inmensa tristeza. Siempre me ha gustado leer tus Artículos. Nosotros, tus seguidores, estaremos siempre esperando, que sólo sea una pesadilla y que de vez en cuando, podamos volver a disfrutar de esas cosas tan bonitas y profundas, con las que nos deleitabas al leerlas. Un abrazo!!!!

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