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domingo, 2 de octubre de 2016

...NO SOY DE IZQUIERDAS




Si ser de izquierdas supone mentir o callar por la supuesta lealtad o fidelidad al partido, no soy izquierdas.

Si supone la adoración a los mitos que necesitamos situar en pedestales o el insulto en público a los supuestos traidores que queremos arrastrar entre la basura, no soy de izquierdas

Si supone aprovechar el lugar que ocupo para beneficiarme y engordar mi cartera, prepararme una puerta giratoria, no soy de izquierdas.

Si supone concebir una sociedad en blanco y negro, de buenos y malos, de verdades y mentiras establecidas por decreto, no soy de izquierdas.

Si supone renunciar a pensar por mí mismo y creer sin más aquello que me dice quien me lo tiene que decir y negar categóricamente aquello que me dice el ángel caído o el demonio catalogado como tal por mi autoridad competente, no soy de izquierdas.

Si supone aceptar sin matiz alguno las respuestas que me han determinado sin plantearme ninguna pregunta que pueda poner entre interrogantes alguna de esas respuestas, no soy de izquierdas

Si supone ser talibán de todo resto del pasado haciendo de ese comportamiento una bandera de heroicidad, no soy de izquierdas.

Si supone hacer del nacionalismo el orgullo que viene a justificar mi vida entera, de la patria el invento que vengo a situar como madre y dogma por encima de cualquier otra realidad y de la bandera el trapo que me envuelve y que me viste pretendiendo que con él puedo ocultar todas mis vergüenzas, no soy izquierdas.

Si supone atrincherarme en el foso del que considero mi bando sin plantearme ni un ápice a quien hiero con mis disparos, quien ha construido ese foso y qué se puede esconder en él, no soy de izquierdas.

Si supone entender que un partido, un sindicato o una iglesia es un fin y no un medio y creer que lo importante es la institución en sí y no aquello que debiera defender, no soy de izquierdas.

Si supone no escuchar a aquel que difiere de mí ni a quien me genera interrogantes que pueden desestabilizar mi seguridad, no soy de izquierdas.

Si me exige la hipocresía de tener que defender aquello con lo que no estoy de acuerdo, no soy de izquierdas.

Si es interpretar que en la vida las instituciones valen más que las personas, las palabras más que los hechos, las fantasías más que las realidades, no soy de izquierdas.

Si es pensar que la política vuela alto y no a ras de suelo, que se mueve fundamentalmente en los pasillos y despachos y no en las tabernas y las plazas, que sólo viene escrita en un programa electoral que siempre queda más allá que el interior de nuestras casas, no soy izquierdas.

Si es manejarse sin margen de duda en la ética de las convicciones, afecte a quién afecte, afecte como le afecte, sea sueño o realidad sin contemplar una ética de la responsabilidad que maneje el quién, el cómo y el qué de sus consecuencias a menudo no previstas, no soy de izquierdas.

Por todo ello no soy ni creo que nunca seré… de derechas.


2 comentarios:

  1. Es imposible navegar con un rumbo fijo sin naufragar. La vida es un naufragio, a pesar de que viremos nuestro destino es naufragar, aferrarse a una u otra tabla... o aferrarse al mar, en el mar no hay derechas ni izquierdas, hay mucho más el continuo oleaje de la complejidad.Balbino

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  2. Siempre me gustó presumir de no tener filiación política hasta que llegó el día en que creí coherente "tomar cierto partido" y ahora comprendo que quizás fue un error. No en lo que se refiere a las actuaciones personales sino a todo lo que termina pasando por el llamado "aparato". Por eso dejarme que suscriba vuestras palabras, Jesús y Balbino, y que os las agradezca.

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