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miércoles, 16 de marzo de 2016

DESDE LA CRESTA



A mis hijos
La vida es un largo caminar subiendo una pendiente hasta alcanzar la cresta de la montaña; hasta conquistar ese lugar es necesario irse desprendiendo del máximo de equipaje inútil para aligerar la subida. Una vez has llegado a menudo lo haces exhausto, son tantas cosas las que has vivido, tanta su importancia, que estás forman la corona que mereces, su calidad dependerá de ellas. Cuando mires atrás desde la cresta tendrás la sabiduría que hayas acumulado, la que haya destilado tus vivencias y sintetizado tu pensamiento. Quizás es ese pequeño tesoro el que os puedo ofrecer, hijos míos, pedazos de vida exprimida para extraer su jugo. Nunca podré caminar por vosotros, sería inútil intentarlo, pero sí os puedo ofrecer pequeñas luminarias que espero puedan alumbrar vuestro camino.
Deseo vuestra independencia, la capacidad de valorar la soledad, la libertad que os permita no aferraros a nada y a nadie, no volver continuamente la vista hacia atrás, allá donde quedaremos nosotros, pero recordad siempre que aquí podréis sanar vuestras heridas, detener vuestras batallas y volver a encontrar vuestro yo para reiniciar vuestro camino. Pero que el disfrute de la soledad no os vuelva misántropos, somos alguien en la medida en que los demás alimentan nuestro yo y somos alguien en la medida en que somos capaces de alimentar el yo del otro, alguien que es yo y otro a la vez, distinto, en eso está gran parte de su valor.
Que el dominio de la palabra os acompañe, palabra nunca gratuita, palabra siempre acompañada del silencio, una y otro será vuestra comunicación, siempre veraz, siempre sencilla, la que habla y escucha pues no es posible una sin la otra, la escucha del verbo que el prójimo quiere transmitiros, la escucha de sus emociones, de su silencio, la escucha de vosotros mismos, aquello que en vuestro interior intenta leer siempre la realidad y a vosotros en ella.
No dudéis que en vuestro caminar habrá muchos tropiezos, caídas que os producirán heridas, golpes, dudas, miedo, cansancio, pero nunca os deis por vencidos a pesar de acumular derrotas. La vida es ese caer y levantarse, entre una soledad que te asusta y un abrazo que te reconforta. Cada levantada os hará más fuertes y cada abrazo arrinconará un poco más la soledad aunque nunca desaparecerá del todo. Enfrentaros al sufrimiento os hará llorar pero cuando traspaséis su puerta también sentiréis la felicidad.
Sabed mirar sin dejaros embaucar, encontraréis que el engaño parece el arma principal para prosperar en este mundo. No caigáis en la trampa, seréis ilustres, pero el engaño os hará menguar, a menudo crecer es ser pequeño. Que vuestra mirada sea limpia, incisiva pero no cruel, crítica pero bondadosa; que sepáis mirar más allá de lo que otros miran, alguna de las caras que los demás no quieren ver. No será fácil pero será la única manera de sentiros honestos con vosotros mismos.
Formamos parte de los privilegiados, nunca lo olvidéis, eso conlleva una responsabilidad enorme con todo aquello que cae en vuestras manos. Nunca será un derecho mientras ejércitos de miserables arrastren su desdicha cruzando el río Aqueronte derechos al inframundo cuando ellos creían encontrarían algo de humanidad en la otra orilla. No es vuestro, es de todos, únicamente está en vuestras manos y es para todos para quienes lo tenéis que gestionar. Agradeced a la vida lo que os ha dado y devolvedle multiplicado lo que habéis recibido. Si el futuro parece volveros la espalda recordad estos momentos en los que fuisteis privilegiados y agradecedlos siempre a la vida aceptando que la justicia no siempre ha de pasar por vuestra casa, pero que estos pequeños calvarios nunca os venzan.
La vida junto al dolor os ofrecerá placer, no lo rehuyáis, dadlo y tomadlo, pero que este siempre sea una expresión de amor, amor puntual y amor duradero, el que nos reconcilia con nuestro ser animal y el que sale desde nuestro interior bailando de puntillas. Gozad de la vida, de sus amaneceres y atardeceres, del canto de los pájaros y del batir de las hojas, de los besos que despiertan tu piel y de las caricias que la encienden, del surgimiento de la vida que vosotros provocáis y del desarrollo de esta a vuestro alrededor. El placer del esfuerzo y del descanso, de la algarabía y del silencio, de las sonrisas que generáis y las sonrisas que os dedican.
No olvidéis que durante toda vuestra vida, allá donde estéis y hagáis lo que hagáis tendréis una tarea que nunca acabará: crecer en vuestro ser, la vida va cambiando y vosotros también, seréis distintos a lo que erais pero seguiréis siendo vosotros, un proyecto de hombre minúsculo en la existencia pero enorme en vuestro quehacer, siempre enfrentándoos a la vida y derrochando bondad y creando belleza, identificando los errores e intentando corregirlos. Nunca sabréis lo que la sociedad dirá de vosotros pero sea cual sea vuestro papel esta tarea de crecer siempre ha de ser vuestro reto, este permanecerá hasta el último momento, hasta el último suspiro, allá donde acabamos y empieza nuestra memoria, esta será para los que nos quieren aquello que hicimos con esta tarea, si el rastro que dejamos fue bello o no.


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