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viernes, 27 de febrero de 2015

Y DIJO DIOS


Y Dijo Dios, hágase la vida y con ella hágase el hombre y todas las criaturas que poblarán la Tierra, y con ellas estarán las noches y los amaneceres, las derrotas y los triunfos, la oscuridad y la luz, las tormentas y las calmas, el vivir y el morir.

Y el hombre formará parte de la Vida pero no solo él será la Vida.

Y conocerá los dolores del parto y los estertores que precederán a la calma definitiva, el placer y el sufrimiento, la dicha y la agonía, y verá reproducirse una y otra vez todo esto a su alrededor y deberá saber con ello que la Vida es un permanente continuo de la que él es a la vez pilar y mero instrumento, objetivo y herramienta, máquina y mecanismo, el Todo y la Nada.

Y el hombre formará parte de Dios pero no solo él será Dios.

Y saboreará la gloria y padecerá la humillación, y se creerá infinitamente grande y se sabrá constantemente pequeño, hijo de la luz y de las tinieblas, único y uno más, obligado a crecer en compañía y a ser hombre formando parte del Hombre, y a ser Hombre formando parte del Todo, y deberá con todo ello hacerse consciente de que Dios es nada sin él y él es nada sin Dios.

Y formará parte de un Sueño pero no solo él será el Sueño. El Sueño de un Dios que pensó en él a la hora de crear la Vida pero del que solo le quedarán leves recuerdos en cada amanecer, reminiscencias de un deseo, indicios de haber soñado y se verá obligado a intentar reconstruirlo en cada despertar.





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