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lunes, 15 de julio de 2013

DECLARACIÓN DE DEBERES HUMANOS

La declaración de derechos humanos supuso un paso esencial en el desarollo de la hitoria de la humanidad, paso que desgraciadamente no ha repercutido en todos por igual, para una gran mayoría de ella no pasa de ser una retórica y más aún, una insultante retórica en la medida en que muestra el enorme desequilibrio existente y que, de alguna manera, viene a justificar ese desequilibrio. La declaración adquirirá pleno significado en la medida en que se vaya ampliando y no pueda ser utilizada de manera subliminal para justificar ese estado de cosas. Frente a esa Declaración se impone, especialmente en el mundo desarrollado, sustentado sobre unos inagotables derechos extendidos hasta el acto más ínfimo y egoísta, una Declaracióm de Deberes Humanos que nos obligue a replantearnos el hoy y el mañana al que vamos dirigidos, los cadáveres que dejaremos en el camino y la degradación y el destrozo que traerá como resultado. En el año 2006 mi amigo Rafael González Jimenéz elaboró la siguiente propuesta que bien podría irse tomando en consideración. A su memoria, siempre entrañable y poderosa.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DEBERES HUMANOS

               Rafael González Jiménez


PREÁMBULO:

Conscientes de que en el mundo no podrán alcanzarse los Derechos Humanos       -sobre todo por parte de los pobres y desheredados de la Tierra- mientras no haya una conciencia clara y un compromiso decidido hacia el cumplimiento de los deberes humanos -sobre todo por parte de los ricos e instalados en la prosperidad, habitantes de una pequeña parte del planeta-, exponemos la siguiente Declaración Universal de Deberes Humanos, esperando pueda ser tenida en cuenta por todos y considerada siempre como premisa ineludible antes de reclamar cualquier derecho. Entendemos que estos deberes no sólo deben asentarse sobre principios éticos y morales de evidente valor, sino que pueden defenderse igualmente desde la inteligencia y la razón más pragmáticas, buscando la convivencia más positiva, el progreso más eficaz y la vida más cómoda y feliz para todos. Desde nuestro punto de vista, algunos de los más importantes Deberes Humanos podrían ser los siguientes:

·      PRIMERO:

Cualquier persona, por el mero hecho de haber nacido hombre o mujer, tiene el inexcusable deber de considerar a todos y cada uno de los demás seres humanos como sus iguales, y reconocerles, en todo momento y situación, su intrínseca dignidad de personas, independientemente de su raza, nacionalidad, sexo, edad, religión, creencias o cualquier otra condición personal o social.

·      SEGUNDO:

Toda persona tiene el deber de considerar su destino, individual y colectivo, inevitablemente ligado al de los demás seres humanos; tanto los que actualmente pueblan la Tierra como  los que la habitaron a lo largo de la historia o puedan habitarla en el futuro, reforzando así el sentimiento de especie, la solidaridad en el espacio y en el tiempo con los iguales, la gratitud hacia los que le precedieron y el sentido de responsabilidad hacia los que están por llegar.

·      TERCERO:

Todo ser humano tiene el deber de sentirse parte del medio natural y social que le cobija, esforzarse en entender las complejas relaciones que le unen a ese medio y ser consciente de las consecuencias que en el mismo pueden tener sus acciones, procurando dirigir éstas hacia la defensa y mantenimiento de dicho medio en las mejores condiciones posibles, así como al desarrollo y progreso de la vida en sus múltiples formas.

·      CUARTO:

Toda persona tiene el deber de evitar, en lo posible, cualquier tipo de daño, ofensa o molestia a sus congéneres  -si ello no fuera, en algún caso, estrictamente necesario para atender un deber mayor -, procurando no poner su interés, deseo o comodidad personal por encima de las necesidades y derechos de los  otros. Antes bien, buscará por todos los medios a su alcance hacer la vida lo más agradable posible a aquellos con quienes se relaciona, cumpliendo siempre las normas y reglas que han sido formuladas para la convivencia positiva, la paz social y el bien de todos.

·      QUINTO:

Cualquier persona tiene el deber de demostrar su humanidad apoyando y defendiendo siempre a los más débiles, tanto si dicha debilidad tiene su origen en causas físicas o biológicas como si se refiere a situaciones de déficit cultural, económico o social, oponiéndose a todo tipo de discriminación, marginación o abuso.

·      SEXTO:

Toda persona tiene el deber inexcusable de contribuir con su esfuerzo y trabajo personal, la aportación de sus ideas y opiniones, la participación social y política y el pago de sus impuestos al desarrollo y progreso del mundo en que vive, tanto en la esfera más próxima como en la más remota, sintiéndose corresponsable de la situación del mundo en que vive, pudiéndose incluir en este deber el de exigir a los políticos, gobernantes y dirigentes sociales la honestidad y el esfuerzo necesarios para alcanzar esos mismos objetivos de progreso y desarrollo.

·      SÉPTIMO:

Cualquier persona debe considerarse a sí misma como agente educativo, aceptando la corresponsabilidad que –detentada fundamentalmente por los educadores tradicionales: padres y profesionales de la educación- busque la máxima coherencia social respecto a los valores, actitudes y normas que se quieren inculcar en niños y jóvenes, más necesitados de modelos reales que de discursos hipócritas.

·      OCTAVO:

Toda persona humana que quiera merecer tal calificativo tiene igualmente el deber de considerarse a sí misma como aprendiz permanente, como sujeto en continuo proceso de descubrimiento, avance y mejora personal a lo largo de toda su vida, tanto en lo que se refiere al conocimiento de sí mismo como del medio natural y social en que se encuentra inmerso, siendo consciente de que con ello contribuye al avance y mejora de toda la humanidad.

·      NOVENO:

Todo ser humano tiene el deber de repudiar la guerra, la violencia y la opresión de cualquier tipo -y en ese sentido la imposibilidad de acceso a los bienes básicos (alimentos, educación, sanidad, vivienda, trabajo...) de tantos millones de ciudadanos del mundo tiene que considerarse como clara e indeseable violencia-, oponiéndose a quienes la ejercen o consienten y haciendo del respeto, la tolerancia, la cooperación y el diálogo instrumentos privilegiados para la concordia y la paz mundial.

·      DÉCIMO:

Conscientes de que los bienes naturales (tierra, agua, aire, recursos energéticos o minerales, etcétera) son limitados y no pertenecen en exclusiva a  una generación o grupo humano concreto, todas las personas se considerarán con el deber de utilizarlos sólo en la medida de sus necesidades, sin derrocharlos, degradarlos o especular con ellos; antes al contrario, se ocuparán de cuidarlos, conservarlos y reponerlos en lo posible como obligado reconocimiento al derecho a la vida de la humanidad futura y de los que viven en otras áreas geográficas.

·      UNDÉCIMO:

Todo ser humano tiene el deber de subordinar la economía, el dinero y el mercado a la dignidad y las necesidades de los hombres y mujeres, actuales y futuros, de todo el planeta. En el mismo sentido el trabajo humano se tomará también como deber, además de como derecho, estimándolo como fuente de realización y desarrollo, más que como objeto de transacción económica, y permitiendo que de sus frutos puedan vivir  todos los que lo ejercen.

·      DUODÉCIMO:

Consciente del regalo impagable que supone la vida, toda persona tendrá el deber de vivirla plena y conscientemente, con una actitud de agradecimiento y alegría, cuidando esa vida en sí y en los demás de forma positiva y responsable. Del mismo modo se considerará un deber humano el de aceptar la muerte de manera serena, evitando prolongar la existencia hasta extremos que contradigan la dignidad y el respeto que toda persona merece.


·      CONCLUSIÓN:

La diligencia a la hora de cumplir estos deberes, puesta siempre antes que la exigencia a la hora de reclamar aquellos derechos, la entendemos como el mayor atributo de una humanidad consciente, responsable y verdaderamente desarrollada.

 


1 comentario:

  1. Rafa tuvo una enorme suerte al tenerte como amigo. Del mismo modo que tú eras y eres tan consciente del orgullo y maravillosa complicidad que tuvo y tiene contigo, que nos regalas -como enuncia en su OCTAVO DEBER- sus lúcidos textos para hacernos más fácil esa formación deseable, continuada e interminable. CO-LABORAN en ese empeño, con los no menos lúcidos, escritos tuyos. Mil gracias, Jesús, por COM-partir tanto tus hallazgos como tus búsquedas. Abrazos, siempre.

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