Sólo una pérdida se encuentra,
sólo en la oscuridad puede surgir
una luz.
En el cuerpo que ha huido es donde
toma vida el espíritu
pero esa nueva posesión nunca nos
termina de satisfacer.
En la vida no hay anhelo sin sombra.
Es la memoria del llanto y el dolor
de la sequía donde debería estar el chaparrón del placer.
El río de la vida que parece haberse
secado y ahí está el pasado que no dejas de
recordar,
en esos momentos el recuerdo mayor es de lo no ocurrido,
recuerdo que ha hecho nido en ti pretendiendo socavar tu futuro.
Pero sólo desde la nada podremos mirarnos al espejo y sentir que hemos sido
y somos,
que somos y seremos.
La vida está llena de paradojas,
acudes a lo oscuro intentando sobrevivir en el hervidero que supone el
cuerpo asomado a los abismos,
dudando si volar o dejarse caer,
si morir o nacer de nuevo
volviéndolo a intentar perdido en la noche.
No es posible vida sin temblor,
siempre vagabundeando entre sombras.
Forjado de la nada.
Vives en el vacío, en la ausencia,
espectador de una vida que te supera.
Aquello que no es mío pero habita dentro de mi.
Lo que perdí pero que lo sigo sintiendo como mío.
Es la palabra construyéndote en el aire.
La sed permanente sin llegar nunca a ser saciado,
el eterno sediento en busca de un manantial que no existe,
sed de otro cuerpo nunca hallado.
Un vivir en conflicto, en pelea constante.
No has llegado al pecado y sin embargo sufres por él.
La sombra me habita y me mueve,
soy hijo de la sombra en la búsqueda de una nueva claridad.
Es en esa carne
tullida donde se genera la confusión de la vida,
dónde descender
puede ser subir a lo más alto,
donde vivir en las
sombras puede ser generar la luz,
donde penetrar en el
túnel del dolor nos impulsa a albergar la esperanza.
Es en el vacío donde
nos encontramos y donde descubrimos la claridad.
La vida es un éxodo
permanente y a la vez un retorno constante.
Somos expulsados de
la carne, pero sólo encontramos refugio en ella,
Querer volver al
origen de todo, allá donde fui sueño,
futuro sin sombra
alguna,
Placer puro, sin
pesar alguno.
Pero el amanecer es
lento, la cicatrización dolorosa y la voz siempre nos traerá el eco del
silencio.
En este lento
amanecer tengo el temor a sentirme frustrado de nuevo,
el temor de una
nueva soledad acompañado.
Sólo en ti soy, solo
en tu ausencia.
Solo en tu piel me
encuentro y soy negado.
El vacío es un
escalofrío que te hace suyo.
Es la añoranza del
otro cuerpo,
no de un cuerpo
cualquiera,
del otro que también
es el tuyo sin el que tú eres la nada.
Es la añoranza del
cuerpo, del propio y del de ella
Tu cuerpo nunca está
completo sin el otro, sólo hay vacío a su alrededor.
Una realidad qué es
más que tú, que te sobrepasa,
la que te da vida y
a la vez en la que pareces ahogarte.
El caos es la forma
a la que deseas precipitarte.
Se trata de tu hogar
y del abismo,
el cuerpo que eres y
en el que te pierdes
La luz que ilumina
tu cuerpo es donde encuentro la sombra en la cual descanso,
que me agita y me da
paz.
Es la mirada en la
que renazco,
que me perturba y
alegra,
donde saboreo la
dulzura y percibo el amargor,
donde está el
principio y el fin.
Te descubro y me
tambaleo,
temo fallecer y a la
vez me surge la esperanza.
Solo en ti puedo ser
otro,
renacido,
devorarte y ser
devorado,
morir y renacer.
Sólo al morir en ti
puedo llegar a ser libre.
Es la certeza de ti, la convicción de que tú
eres más real que yo.
La tormenta de tu
ausencia sólo puede terminar al intuir tu llegada,
al percibir tu
aroma.
Es en ese soplo que me llega donde encuentro
la serenidad.
Nacer es morir,
vivir es embarcarse en la lucha en la cual nos deshacemos,
nos perdemos, pero también somos,
nos encontramos y la vida adquiere sentido.
En la nada es donde se encuentra el todo.
Cuando el ego ha desaparecido todo es perfecto,
desaparecen todos los obstáculos que impedían que la luz penetrara.
No soy nada y soy todo a la vez.
Mi cuerpo se ha diluido,
os lo entrego,
es vuestro,
tomadlo.
Seréis vosotros el foco que lo ilumina.
Las palabras intentan sustituir la carne, pero se queda en un intento.
La vida sólo es posible sostenida en el cuerpo.
En el desierto donde expiran los nombres, expira también el cuerpo,
expira la vida.
La vida hecha jirones no puede ser sustituida por las palabras,
no se puede coser con ellas.
Me gustaría entregaros el cuerpo.
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