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miércoles, 21 de agosto de 2019

Casi poemas (11)






Si acercaras tu mano,
tu mano,
solo tu mano,
ocurriría algo más que una caricia.
Podría ser que, sorprendentemente, rompiera a llorar,
imaginando que la vida
me tuviera reservado
algo más que quietud,
que mi cuerpo pueda vibrar
al contacto de la yema de tus dedos
encendiendo un festival de fuegos artificiales
allá por donde pasen tus dedos,
una explosión que pone un punto y aparte
surgiendo desde mi interior,
una mano que me busca y me encuentra
y que se queda a vivir en mí.



Olfateo el sexo
como un animal en celo
esperando que te acerques a mí
y me poseas.
Una posibilidad
que no deja de ser una quimera,
un sueño en espiral que cada vez
profundiza más en mí,
una utopía que contemplo
absorto en ella
desde mi cama.



Si no estuvierais vosotros
yo sería un pajarillo asustado
intentando sin éxito levantar el vuelo.
Si la vida no me hubiera ido abriendo puertas,
me encontraría atrapado, inmóvil, sin aíre,
enterrado en vida cuando ya todos me tomaban por muerto.
Si no estuvieras tú,
esa ficción que me he creado
y que alimenta mis ganas de vivir
sobre un terreno de arenas movedizas,
estaría braceando inútilmente y devorando a bocanadas
el barro sobre el que he ido creciendo.
Si no mantuviera sobre mí
el faro que ilumina lo que me rodea,
la ceguera me cubriría al completo
y no sería capaz de identificarme a mí mismo,
un agujero negro en el espacio
absorbiendo, minuto a minuto, su existencia.


jueves, 15 de agosto de 2019

El abuelo Cebolleta



Durante los años cincuenta y sesenta la historieta La familia Cebolleta de Manuel Vázquez se convirtió en una de las más famosas de la época en las revistas infantiles y con ella el abuelo Cebolleta que luego perduraría en el imaginario colectivo como insoportable personaje siempre aprovechando la ocasión para contar sus batallitas a quien pillara desprevenido. No tengo edad suficiente como para ser considerado un anciano casi nonagenario de largas barbas sin afeitar durante años, al menos no me considero todavía un vejestorio así aunque he de asumir cierto parecido: mi inmovilidad y con ella mi muy limitada relación de experiencias más o menos novedosas que compartir con los otros, me toca escuchar y, a menudo, repetirme, contar una y otra vez la misma cosa, batallitas propias, un abuelo Cebolleta algo prematuro. No sé si las personas que se acerquen a mí lo harán con el mismo temor y tendrán el mismo deseo de huida. He de decir que me desmorona un tanto oír ese apelativo referido a mí, acepto que puede llevar algo de razón, es por eso que, para evitarlo decidí buscar una solución que me ahorrara escuchar algo así, decidí hacerme bloguero, es posible que bastantes de los blogueros no dejemos de ser abuelos Cebolletas

jueves, 8 de agosto de 2019

No es no




Es profundamente triste la moda que parece haberse instalado entre los hombres de violaciones en “manada” que de ninguna manera tiene que ver con el sexo en grupo. Es lamentable el comportamiento de estos hombres como también lo es pertenecer a su mismo género. Estos individuos carecen de una mínima educación sexual, como carecen de una mínima educación. Es triste pensar que no se ha intentado impartir una educación que evite estos comportamientos en todos sus años de vida y si alguien lo intentó fracasó.  Una educación de puro sentido común para interpretar gestos evidentes y respetarlos. Hay que ser muy ignorante y/o malvado para no saber interpretar lo siguiente:
No es no.
Llorar es no.
Pedir que se pare es no.
Mantenerse inmóvil y abstraída es no.
Pelear y rechazar físicamente el acto es no.
Tener cara de pánico es no.
 Insultar de forma agresiva es no.
La sexualidad es a la vez un acto de comunicación, que puede manifestar alegría e incluso tristeza, un acto de comunicación que va más allá del coito, ternura o rabia, y un juego que permite adoptar papeles diversos y utilizar el cuerpo entero para ese juego. Un primer si no significa un sí a todo, la sexualidad ha de ser un permanente diálogo en el que en cualquier momento puede surgir un no, un juego en el que aceptarlo hoy no tiene por qué suponer aceptarlo siempre. Pretender que uno puede siempre hacer en ella lo que quiera y con quien quiera no sólo es un error es un delito se pene o no con una condena; se excite uno con el daño ajeno es una perversión nada divertida sino asquerosa, creer que uno es más hombre si actúa de esa manera es un detestable pensamiento, una tremenda equivocación, un insulto para todo el género masculino. En la sexualidad uno ha de ser un instrumento de placer y si uno lo es o no lo dicta la otra persona, serlo o no depende de mantenerse permanentemente a la escucha, ser siempre receptivo y percibir este tipo de mensajes:
Sí es sí.
Reír es sí.
Pedir más es sí.
Participar activamente es sí.
Acariciar, besar y hacer de su cuerpo uno con el tuyo es sí.
Gemir y tener cara de placer es sí.
Participar activamente y voluntariamente del juego sea cual sea éste es sí.
Invitarte a hacer el amor, pedírtelo con un susurro, acariciarte a escondidas, morder suavemente tu oreja, besar discretamente tu boca, llevar tus manos hacia su cuerpo es SI, te lo has ganado, no lo estropees.