Encntrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significaba estar loco.
1984. George Orwell
PRIMER CONSEJO: Ten en cuenta dos
planteamientos aparentemente contradictorios pero creo que compatibles en la
práctica: utopía y pragmatismo. El primero te marcará el horizonte hacia el que
caminar. Nunca llegarás a él pero te hará caminar y te marcará el camino, para
eso sirve la utopía. El segundo te enseñará como deben de ser los pasos. Que no
puedas llegar a la meta, en la vida no quiere decir que no puedas andar. No
importa que tus pasos sean pequeños siempre que sean posibles y que no dejes de
darlos. Nunca te contentes con los pasos dados siempre podrá haber uno
siguiente. “El viaje de miles de kilómetros comienza con un solo paso” dice el
proverbio chino. Mantente en esa tensión, un viaje inacabable y unos pasos
pequeños que te acercan al final. Un proyecto con unos objetivos finales que
habrán de permanecer ahí y otros operativos que habrán de revisarse
periódicamente. Pero atente a las consecuencias,
nadie estará satisfecho. Los pragmáticos que no tienen horizonte utópico que
plantearse te tacharán de radical, rojo sin absolución posible, idealista, teórico, utópico, de falto de
realidad y de pies en la tierra; mientras que los utopistas que viven
instalados en el sueño y a los que cualquier paso les resulta insatisfactorio
lo harán de pragmático, derechoso disfrazado de progre, conservador, posibilista, falto de ideales y sueños.
SEGUNDO CONSEJO: En un ambiente
religioso di que no eres creyente. En otro antirreligioso, di que no eres ateo,
y con esto di también que tampoco eres agnóstico pues te interesa el tema Dios aunque
el dios en el que piensas sea más un antidios despojado de los atributos que le
son habituales. En cualquiera de ellos no tengas tabúes ni prejuicios a la hora del lenguaje. Los primeros te tacharán de ateo, de peligroso, sospechoso, herético y blasfemo,
aunque te sientas cercano a ellos. Los segundos lo harán de beato, meapilas y antiguo,
te criticarán y se burlarán de ti. Las críticas que dirijas a ambas partes te
señalarán como enemigo y los lazos que tiendas siempre serán puestos entre
paréntesis.
TERCER CONSEJO: La realidad tiene
muchas caras que no siempre son percibidas porque no se ven o no se quieren
ver. Tú pon el acento en aquello que pase desapercibido, especialmente en
aquello que se ignora porque resulta incómodo. Has de saber que se removerán en sus asientos y se pondrán a
la defensiva, te tacharán de ignorante o de idealista, quedarás excluido o serás
el centro de todos los ataques. Considerarán un insulto simplemente con que
insinúes que hay algo que se oculta deliberadamente.
CUARTO CONSEJO: Matiza,
enfréntate a la simplificación.
Puntualiza lo que se ha quedado en el tintero, señala las diferencias entre
unas acepciones y otras, discute las generalizaciones, resalta las
consecuencias no previstas y subraya las contradicciones. Elabora tu
pensamiento. No te comprenderán, el pensamiento complejo no es una práctica
habitual por lo que resultarás cargante y un incordio. Se escandalizarán porque creerán que les estás llamando simples, simplones, simplistas. El pensamiento común no
va más allá de una práctica estímulo-respuesta en la que a esta llegamos a
través de una simple carga emocional, un tópico o la imposición de un
imaginario colectivo.
Si sigues estos pasos no lo
dudes, llegarás a ser un perfecto tocapelotas, cargarás a menudo con una cierta
sensación de la maldición de Casandra y generarás a tu alrededor tanta ira como
burla, tantas voces como silencios. Pero en ese laberinto que es la vida y en
ese circo que es la sociedad siempre habrá momentos en los que alguien te
entienda y siempre encontrarás personas que te aprecien y valoren. Guarda esos
momentos como diamantes que compensen la pobreza y mediocridad que encuentres a
tu alrededor, y conserva a esas personas como aquello que justifica sobradamente
tu forma de enfrentarte a la vida.
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