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jueves, 27 de septiembre de 2018

PERDÓNAME

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De pequeño nunca fui buen comedor,
hacia bola con la carne.
escupía la verdura.
regaba de puré la ropa de mis padres.
Y mi papá se enfadaba.
Mucho.
Se le cambiaba el color de la cara.
Los ojos le echaban fuego
Y por la boca expulsaba sapos y culebras.
Y yo me asustaba.
Y yo lloraba.
Y él, después, cuando se quedaba solo
Se enfadaba. Con él.
Se entristecía. Por mí.
Y también lloraba.
Terminaba junto a mí, cogiéndome de la mano y mirándome a los ojos me decía:
¡Perdóname!

Cuando empecé a ir al cole
prefería los castillos de las historias de mis sueños
a las que me contaban las cartillas,
los caballos que imaginaba en las hojas en blanco
a los de los cuadernos de caligrafía,
los principitos que imaginaba en planetas lejanos
a los que me dictaba la maestra.
Y mi padre se enfadaba conmigo porque no quería ir al cole.
Lloraba yo y el me regañaba.
Me agarraba a los muebles y él me levantaba enfadado mientras me gritaba.
Pataleaba mucho y a veces terminaba recibiendo algún azote.
Mientras yo jugaba con mis amigos en el colegio, sé que él
Se enfadaba. Con él.
Se entristecía. Por mí.
Y también lloraba.
Cuando me recogía terminaba junto a mí, cogiéndome de la mano y mirándome a los ojos me decía:
¡Perdóname!

A veces, cuando salíamos de paseo y pasábamos a alguna tienda y yo me encaprichaba con algo me daba una pataleta si no me lo compraban y mi padre tenía que sacarme de allí a rastras.
Cuando íbamos al parque y me subía al tobogán y a los columpios, cuando llegaba el momento de irnos y yo no quería, me entraba una rabieta y mi padre tenía que sacarme de allí a rastras.
Cuando andábamos por la calle y pasábamos por delante de algún escaparate en el que descubría algo que me gustaba yo me empeñaba en que pasáramos y si no podía ser me entraba un berrinche, me sentaba en el suelo y lloraba y lloraba y lloraba y mi padre tenía que llevarme de allí a rastras.
Cuando volvíamos a casa algo runruneaba en mi interior
Me iba a mi habitación y
me enfadaba. Conmigo.
Me entristecía. Por él.
Y también lloraba.
Terminaba junto a él, cogiéndole de la mano y mirándole a los ojos le decía:
¡Perdóname!

2 comentarios:

  1. Sensaciones, RECUERDOS e instantes revividos. Y más tarde mi padre era yo; y el yo, mis hijas ... Por aquellas y otras opequeña cosas DE NUEVO "PERDONAME"

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