Seguro que más de uno recordará estas palabras y su origen, el siervo que
tras el general que entraba victorioso por las calles de Roma en medio del
clamor popular le recordaba una y otra vez que nunca olvidase que sólo era un
hombre, un mortal, que todos esos vítores nunca le hiciesen creer que era un
dios. Son quizás las palabras que con más frecuencia se hacen presentes en mi
vida y ahora, al verlas tatuadas en el brazo de una persona muy querida, esa
presencia se me ha agudizado.
Memento morí, recuerda que eres mortal, simplemente un hombre. No te dejes
endiosar por los méritos conseguidos, estás hecho de la misma materia que el
resto de los mortales, únicamente eres una amalgama de células, tu sangre
también es roja y dejará de circular por tu cuerpo cuando mueras. Eres humano y
habitas con ellos y dónde ellos. Tu Olimpo es artificial y podrá ser destruido
por aquellos que pretendes mantener alejados de ti. Se abalanzarán sobre ti y
descubrirás de golpe que tienes las mismas debilidades que aquellos que te
golpean. El engreimiento es la mayor de esas debilidades. No perteneces a otra
casta, tu linaje es sólo un artificio. Mira de frente a aquellos que contemplas
desde arriba. Los ves, son como tú, con tus mismas necesidades, aquello que has
conseguido no te convierte en mayor, en más grande, en intocable. Tienes la
misma bajeza y la misma pequeñez, perteneces a ese pueblo llano, tus méritos no
son solo para ti, sino también para ellos; en la medida en que te distancias no
eres consciente que desapareces, te vuelves insignificante, sólo existes en la
medida en que eres consciente de tu condición mortal. No olvides nunca que en
la medida en que dejas de ser sencillo y humilde dejas de percibir muchas cosas
importantes de la vida, las anteojeras que la soberbia te pone te impedirán ver
todo aquello que para tu condición social pasa desapercibido, la mayor parte de
la vida y la existencia de tus conciudadanos del mundo.
Memento morí, recuerda que eres
mortal, simplemente un hombre. Hoy te encuentras en lo más alto pero mañana
caerás. Donde hoy has acertado mañana puede que yerres. La vida puede
convertirse en un devenir tortuoso, lo que ayer fue dulce hoy puede ser amargo,
donde saltabas de alegría hoy te inunda la tristeza. Naciste frágil y frágil
morirás, la fortaleza debe residir en tu espíritu. Que no te invada la soberbia
cuando venzas, como tampoco debe cundir el desánimo cuando caigas vencido. Te
alzaste sobre ellos, mañana caerás a sus pies. Caes, levántate, duermes,
despierta, lloras, ríe, temes, tranquilízate, retrocedes, avanza. Tu cuerpo no
es una coraza, puede que mañana lo veas desmoronarse. Pilota si puedes un
cuerpo desmadejado, mantén tu luz aunque la oscuridad te inunde, que esa luz
sea también la de todos. Simplemente un hombre, todo un hombre.
Memento morí, recuerda que eres
mortal, simplemente un hombre. Morirás, aprovecha tu vida, aprovecha el
momento, carpe diem. Naciste mortal, aprovecha cada instante de tu existencia.
Tienes tantas cosas por hacer, tanto por ver, tanto por descubrir. Es hoy
cuando puedes dar ese paso, no lo aplaces, no lo dejes para mañana. La vida
está hecha de presentes. Es el presente de hoy el que te va a forjar el
presente del mañana, no dejes que el tiempo haga las cosas por ti, sé
protagonista de tu momento, responsable de tu quehacer; vive la vida, no
desperdicies la ocasión que esta te brinda. Sonríe siempre qué puedas,
acaricia, besa, acompaña, ríe pero también llora cuando sea necesario. Vivir no
es solamente el momento de placer sino también, a veces, el del sufrir, la
alegría y la tristeza. Son esos altibajos de emociones los que te forjaran como
persona.
Memento morí, recuerda que eres mortal, simplemente un hombre. Nunca
olvides que llegará el momento de morir. La muerte forma parte de la vida,
marca el momento de llegada en el que has de estar satisfecho con lo que has
hecho. No temas ese momento, afortunadamente el hecho de vivir no es eterno.
Será inevitable la tristeza por todos aquellos que dejas atrás. Que la
despedida no te llegue con perdones sin pedir. No somos perfectos, con
frecuencia recordarás tus errores, el paso del tiempo te hará imposible
corregirlos pero al menos muestra que has sido consciente de ellos y que esa
conciencia te ha otorgado la humildad suficiente como para llegar al final con
la generosidad necesaria como para disculpar los agravios recibidos y pedir
disculpas por los realizados. En la vida harás daño sin desearlo, incluso
queriendo a la otra persona, que las lágrimas que puedas verter por ello sirvan
para recibir esa indulgencia. Que cuando te vayas el recuerdo que quede de ti
en los otros sirva para endulzar tu ausencia y pueda orientar en parte su
camino.
Memento morí, recuerda que eres mortal, simplemente un hombre. Grábatelo en
ti.
Querido Jesús, a veces quisiera olvidarlo y otras veces me angustia haberlo olvidado, es como mantener el eqilibrio en una tabla sobre un rulo...siempre en tensión.
ResponderEliminarGracias siempre maestro amigo. Un fuerte abrazo a los dos.