Mi hogar sois vosotros,
allá donde mi sombra resplandece y se concibe sol,
donde puedo caer pero sé que seré levantado.
donde se me limpiará toda inmundicia
y el pudor no ocupará espacio alguno.
Mi hogar sois vosotros,
la carne que me revive,
mi aliento que no circula en mí,
el hombro sobre el que me reclino.
Yo soy mi hogar,
no puedo ser sin él.
En él me he construido y me mantengo,
habéis establecido mis aristas y mis vértices
y habéis puesto en mis manos el martillo y el cincel
con el que seguir esculpiéndome.
Yo soy mi hogar,
el punto en el que me encuentro
y el infinito en el que me sueño.
La soledad que me individualiza
y el vosotros en el que me reflejo.
Es precioso, Jesús. Gracias. Un abrazo.
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