Negar un Dios no es negar a Dios como tampoco es afirmarlo, existe una
pluralidad de dioses entre la humanidad siendo ficción todos ellos. Desde que
apareció el ser humano este anda buscando la forma de ese Dios fracasando en
cada intento. El ser humano es incapaz de adivinar esa forma, esto no afirma la
la no existencia de ese Dios, como tampoco afirma su existencia. Lo que a
continuación planteo no deja de ser también un esfuerzo de la imaginación.
En el Génesis de la Biblia cristiana Dios va creando cada día el Cielo, la Tierra y todos sus seres, así como el Universo. El sexto día creó al hombre y la mujer a su imagen y semejanza. Esto no solo genera la imagen del ser humano sino también genera una previa, la de Dios. Y viceversa, un dios a nuestra imagen y semejanza. Es ese Dios, a nuestra imagen y creador de todo lo existente el que se encuentra en la cabeza del creyente como también en la del ateo. Es esa imagen infantil la que se afirma y se niega. Un Dios todopoderoso del que dependemos al que podemos dar una imagen inversa, un Dios que nada puede, nada ve, nada oye y que su existencia depende de nosotros.
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Un Dios que en el Génesis crea con anterioridad todos los seres vivos,
vegetales y animales, un Dios que, sin embargo. es acaparado por el ser humano
a pesar de que ese Dios crea también, con anterioridad, a todos los seres
vivos. Es un Dios también de la hierba, de los árboles, de los gatos, de los
leones, de las hormigas, de los mosquitos, de las bacterias, de los virus, de
todos los seres vivos sea cual sea su modo de existencia.
Si es el Dios de todo y es un Dios que depende de nosotros todos los seres vivos dependen de nosotros. Ese ha de ser nuestro quehacer, cuidar todos esos seres vivos como también el clima, combatir el cambio climático. La pregunta que he de hacerme es qué he hecho yo para todo eso. La vida es pensar, pero especialmente cuidar aquello que nos rodea. Cuidar a Dios.
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