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martes, 5 de julio de 2011

CASI POEMAS (4)


¿De qué vale la poesía si no es para expresar lo inexpresable, lo hondo, lo prohibido? La llamada del cuerpo cuando este ha sido escamoteado, la desorientación en la oscuridad de la noche, el miedo y la necesidad del cataclismo, la esperanza surgiendo entre lágrimas, el descanso de la fragilidad.


¿A qué espera el grito agazapado en la noche,

la cuerda a punto de romperse?

¿Quién es ese hombre que no reconozco?

Ese hombre que no reconozco soy yo,

la cuerda rota que ya no vibra,

el grito ensordecedor taladrando mis días.

*

Llegarán y nos arrebatarán todo,

la electrónica comodidad sobre la que cimentamos nuestro mundo

pero nos quedarán las manos;

la sólida fortaleza en la que nos escondemos,

pero el cielo nos cobijará;

cada una de las prendas con las que nos disfrazamos,

y desnudos, ya todos iguales, al fin recuperaremos la capacidad de soñar.

*

Cuerpo repudiado, viudo de dedos,

materia moldeable, ¿quién será tu alfarero?

Barro sin más, masa informe.

¿De qué servirán las palabras que creas?

Solo tú eres verdad, solo las huellas que en ti dejan,

las cicatrices que me han sido grabadas, los gemidos que me han arrancado.

¿Dónde irá el humo que esparces si en ti queda el fuego que me consume?

Necesito aventar las mentiras que me cubren

hasta dejarte al descubierto, certeza desconocida,

autenticidad rechazada.

*

Huye, aún estás a tiempo

de recorrer los sueños

aun tanteando las tinieblas,

de ser tú misma

aun reencontrándote en la soledad.

No te vendas, no renuncies a la incertidumbre, ella es el camino.

Huye, aún estás a tiempo

de descubrir tu fuerza

agazapada entre los débiles,

de reconocer tu imagen

aún ante el espejo resquebrajado.

Sé tu, no te acomodes en la camada

aún vacilando entre contradicciones.

Huye, aún estás a tiempo

la vida te espera

no la del equipaje mezquino,

no la de la venganza ciega,

no la del animal depredador en el que puedes convertirte,

no la del juicio final.

La vida,

la de la ternura creciendo entre las grietas,

la verdaderamente tuya,

la de la criatura saltando entre espinos,

la del animal bailando entre madreselvas.

La única en la que serás realmente tú.

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