No soy un santo ni soy un héroe
como algunos comentarios pudieran hacer pensar, soy un hombre corriente, del
montón. Paso por ser un hombre duro que aguanta el dolor sin quejarse, a veces
el perfecto de los enfermos, pero siento el dolor como lo sienten todos. No sé
el momento de mi vida en el que se pudo producir ese cambio pues yo era un niño
al que el mínimo dolor aterraba. Debió de ser por pura vergüenza de montar el
espectáculo pues yo era un chico bastante tímido. Prometo gustoso que cambiaría
alegremente esa reputación por pasar desapercibido entre la gente, uno más, y
poder realizar un torpe paseo o poder acariciar y coger en brazos a un niño. Un
hombre vulgar con deseos vulgares de todo hombre, especialmente tetrapléjico
incapaz de acercar una mano o mover un dedo, cuando una mujer está cerca.
Cuerpo inmóvil, pero cuerpo necesitado de ser reconocido como tal. Somos una
sociedad parca en la expresión corporal de las emociones, besos, abrazos, caricias.
Grandes caricias, pero también pequeñas pero sentidas caricias. Agradezco de
corazón la iniciativa de una visita amiga que acercó su asiento a mi y puso sus
manos sobre mis rodillas, acarició mis piernas por encima de los pantalones e
intentó hacerme cosquillas en la planta de un pie. Caricias aparentemente
banales pero muy sentidas y agradecidas por mi parte. Está claro que la imagen
que uno da de sí mismo a través de la escritura puede no tener nada que ver con
la de la vida real, esta última es mucho más compleja y difícil por lo que es
fácil meter la pata y cometer errores, las emociones pueden jugar malas pasadas
y especialmente con los más cercanos cuando se cruzan esas emociones y pueden
saltar chispas. La vida es una montaña rusa en la que uno puede subir hasta la cuspide para después descender sin freno hasta acabar en un torrente verbal y llanto. Esta es la realidad: deseos vulgares, emociones vulgares,
comportamientos vulgares de un hombre vulgar.
Tù de vulgar tienes muy poco
ResponderEliminarY lo sabes!!!!
Pues que todas las personas que me encuentre en mi vida sean tan vulgares como tú.
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