Me encuentro en el límite de la
tetraplejía, límite que con seguridad cruzaré en un tiempo cercano. La
esclerosis múltiple me ha traído hasta aquí, en ese tiempo, poco a poco, he ido
pasando por diferentes etapas perdiendo algo de mi movilidad en cada una de
ellas hasta llegar a este momento. En él, como en la vida en general, la
experiencia es la madre de la ciencia. Estos consejos no sé si tienen algo de
ciencia pero si puedo asegurar que lo tienen de experiencia. Espero que sean de
alguna utilidad.
No te regodees en el lamento. No eres el único que tienes sufrimiento en la
vida ni la única persona que sufre por tu situación. Hay muchos tipo de
sufrimiento diferentes que no se pueden pesar en la misma balanza ni se puede utilizar
la misma medida para establecer su grado. Sufrimientos físicos y psicológicos
en los que en el mismo tipo pueden establecerse distintos grados en función de
las circunstancias, dependiendo de estas puedes tener una vida tolerable u otra
llena de tormentos. Es necesario tener siempre presente la fábula del sabio que solo comía hierbas y esto provocaba su continuo lamento hasta que volvió la
vista atrás y vio a otro que iba comiendo las que él iba tirando. Tu
sufrimiento también lo tienen las personas que se encuentran a tu alrededor, la
magnitud del tuyo dependerá de la actitud que mantengas.
Mantén tu cuerpo relajado ya sea en el movimiento o en la inmovilidad.
Déjate llevar, tu cuerpo ya no es solo tuyo, otros también tendrán que tomar
decisiones sobre él. Te girarán como una croqueta, cargarán contigo para
trasladarte, tendrán que moverte de las formas más dispares. Bastante
complicación será tu espasticidad como para aumentarla con tu rigidez y nerviosismo.
También la inmovilidad a la que te ves obligado te resultará insoportable si te
mantienes en tensión. Cualquier cosa, desde una mosca hasta el más mínimo roce
puede resultar inaguantable. Relájate siempre que tengas ocasión. Descansa,
duerme, medita.
Acepta que tu papel ha cambiado. El argumento de la película gira en torno
a ti, todos los personajes se mueven a tu alrededor, pero acepta que ya no eres
el protagonista, lo que haces y dices en el guion es escaso. Sin tu presencia
no habría película pero ya no encabezadas los títulos de crédito, a lo sumo al final aparecerá un
“con la colaboración especial de”. No requieras más atención qué la que la vida
te eres exija. Los que están contigo tiene la necesidad y el derecho a su
propia vida. Facilítasela.
No renuncies a todo aquello que puedas disfrutar, es posible que te
parezcan pequeños placeres (puede que tengas que despedirte de algún gran
placer) pero si aprendes a vivirlos tu situación no tiene que ser incompatible
con cierta felicidad. Contempla toda la belleza que tengas a tu alrededor, la
mujer, el hombre, la naturaleza, el arte, todo aquello que te produzca
disfrute, serenidad, placer. Deja que te miren, no te preocupes, asume que eres
particularmente especial. Déjate mirar por la curiosidad de los niños, juega
con ellos con tu mirada, deja que se acerquen a ti dominados por esa
curiosidad. Algún padre llegará para disculparse, no es molestia, es placer su
mirada, las pequeñas manos apoyándose en el reposabrazos de tu silla. Toca todo
lo que puedas y hasta donde puedas. No pierdas la ternura. Deja que te toquen,
aunque lleguen las manos más allá de lo esperado. Mejor. La vida te ha dado la
espalda pero en esa espalda también es posible encontrar felicidad.
Pierde el pudor. Asume que ahora estás en manos de los demás. Seguramente
tu visión no será maravillosa, pero a quién le importa, tampoco a ti. Has
perdido la mayor parte de tu intimidad, vas a ser contemplado por todo tipo de
gente, tómatelo con humor. Es posible que también a los otros les resulte
incómodo. Relaja la situación. Relájate. La vida te ofrece ocasión inmejorables
para establecer amistades, estamos desnudos, no hay mentiras ni comedias, somos
lo que se está viendo, un cuerpo sin disfraces ni artificios, una situación especial para
establecer una relación desde dentro.
Junto con la inmovilidad ha llegado el silencio. Aprende a escuchar y a degustar
el silencio. Habla sólo cuando mejores ese silencio, cuando lo que vayas a
decir venga de tu interior. Saborea la riqueza de una auténtica conversación.
Tu cuerpo se ha quedado inmóvil, recuerda que con el silencio y la mirada
también se habla. La comunicación forma parte de la felicidad que puedes
encontrar. No estás solo. Tu soledad también depende de ti, de si eres una
persona herida y cerrada que sólo muestra dolor o eres capaz de transmitir a
los demás algo que como seres humanos les resulte valioso.
No es cierto que no seas nadie, lo único cierto es que no eres el centro
del universo. Si en algún momento predominó en tu vida el yo, yo, yo, ese
momento ya pasó. Los demás se ven ahora
obligados a sacrificarse por nosotros, también nosotros debemos hacerlo por
ellos siempre que podamos. El esfuerzo por pasar de la vanguardia a filas más
retrasadas recibirá su merecido. Ese será tu mérito, el de saber que ha llegado
el momento de perder ego para quedar fundamentalmente en la esencia.
No eres invisible aunque a veces te parezca así. Seguramente, al principio,
te cabreará el echo de que estando tú presente, aunque sea en silla de ruedas,
le pregunten a tu acompañante cómo te llamas o el número de tu documento
nacional de identidad. Tú te encuentras en silla de ruedas pero no por eso
tienes la cabeza trastornada. Al principio te cabrearás pero más adelante te
irás acostumbrando. Es uno de los peajes qué hay que pagar. Te llamará la atención
que cuando te cruces con alguien conocido esta persona no te salude, no te vea.
Será algo frecuente pero no es debido a que ya no te conozca ni se lo debes
tener en cuenta. Habrá personas que no sepan como abordarte, qué decir. No te
saludan por la incomodidad que les genera tu situación, es por eso por lo que
miran hacia otro lado, harán como que no te han visto. Mejor que te produzca
risa a que te cabree. Seguramente te habrás ahorrado palabras insustanciales de
alguien que está deseando salir corriendo de allí y seguramente son personas
que no significan gran cosa en tu vida.
Asume tu realidad, vive en ella. No te dejes engañar. No hay soluciones
mágicas. En el día de hoy la esclerosis múltiple no tiene cura, todo aquello
que te vendan como tal es un engaño incluyendo en eso la homeopatía, aunque sea
gente doctorada la que intente hacértelo creer. Los estudios no siempre dan
sabiduría. Si te dejas engañar formas parte de la cadena, tú también te haces
responsable de ese engaño. No participes en la búsqueda de soluciones que te
supongan un riesgo o un coste económico. No hay más prueba para encontrar una
solución que un ensayo clínico científicamente organizado. Participa si quieres
y puedes en uno de ellos pero sabiendo siempre que te encuentras colaborando en
la búsqueda de esa solución pero difícilmente serás tú quien se favorezca de
ella . Solo ahí se encontrara la cura, ahí o en un azar razonable.
Hay un tiempo para todo (Eclesiastés,3), un tiempo para nacer y otro
para morir, para reír y para llorar,
para abrazarse y para despedirse, para todo aquello que forma parte de la vida.
Nunca renuncies a todo lo hermoso de ella; hasta el momento final podrás elegir
entre la sonrisa o la amargura, entre la tragedia o la risa, entre el recuerdo
amable o el recuerdo trágico, entre la
soledad o la compañía, entre el amor o el odio. La vida permanece hasta el
último instante, el momento de morir también forma parte de ella.
No temas la muerte. Tienes derecho a elegir
su cuando y cómo, el momento y el lugar, la consciencia o la
inconsciencia, la soledad o la compañía, el dolor o su ausencia. Ojalá estas
posibilidades se encuentren a no mucho tardar legalmente admitidas en España.
Mientras llega ese momento no tienes derecho a amargar conscientemente la vida
a los demás. Uno vive hasta cuando su falta de deseo para vivir se puede
ejecutar. Hasta entonces, como decía Ramón Sampedro, es necesario aprende a
llorar riendo.
Tu vida ha cambiado radicalmente. Fueras lo que fueses, laboralmente
hablando, ya no lo eres. Puedes pensar que tu vida aquí ha quedado vacía, sin proyectos que
plantearte, sin futuro. Es cierto que ha cambiado tu manera de concebir la vida
y la forma de medir su tiempo. Ahora carece de sentido establecer grandes
planes para el mañana pero siempre tendrás un reto fundamental para el hoy,
para cada hoy, un reto inacabable, que no dependerá de tus movimientos, siempre
estará ahí sean cuales sean las nuevas circunstancias en las cuales tengas que planteártelo,
un reto apasionante pues nunca llegarás a la perfección pero siempre podrás
mejorar: ser cada día mejor persona para ti y para los demás.
Gracias por tus reflexiones y consejos, de vez en cuando pienso en mi futuro y en el del mis mayores, voy empatizando contigo y me veo reflejado en las actitudes que mencionas, un abrazo y fuerza para ti y l@s tuy@s
ResponderEliminarTodo un camino de desarrollo humano
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