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martes, 20 de diciembre de 2016

140 CARACTERES



 
Pensar no está de moda, ahora lo que se lleva es el pensamiento rápido y breve, que quepa en 140 caracteres. Si alguien quiere estar presente en los medios de comunicación tiene que pasar por ahí, pensamientos leves, posverdades, en los que, fundamentalmente, se mueven las emociones, pensamientos casi intuitivos que casi no suponen esfuerzo. Eso es lo que hay que ofrecer, ideas simples, primarias, fácilmente digeribles y retuiteables. El éxito se encuentra ahí, no sólo en el consumo de esas ideas, sino, más aún, en la adquisición del modo de pensar. No gastemos tiempo en ello, que no nos suponga esfuerzo alguno, que no nos cuestione ningún aspecto de nuestra vida, construyamos nuestra cámara de eco en la que podamos vivir cómodamente. La racionalidad es lenta, pesa, molesta, a veces duele, huyamos de ella. Demos la bienvenida a los tuit, limitemos nuestro programa a los 140 caracteres, reduzcamos a ellos las verdades, apliquémosles la cirugía plástica necesaria para que quepan en ellos, maquillémoslos para que su presentación  sea la adecuada. Pensemos con las vísceras, siempre en 140 caracteres, censuremos aquello que entorpece el eco, midamos, cortemos, borremos todo lo que aburra; encasillemos la política en ellos, caben las vísceras pero no la razón, sí las emociones que se regurgitan pero no las que nos hacen parar y templar. Que hastío una vida con más caracteres.

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