Después de
contemplar esa heroica actuación de los valientes guerreros españoles con los
temibles prisioneros iraquíes no puedo sino sentir nauseas. Hace falta mucho
valor para patear despiadadamente en grupo a unos indefensos prisioneros. ¿Qué
gratificación encontraban en ello? ¿A qué necesidad respondía? ¿Al odio? ¿A la
necesidad de los don nadie de sentirse con poder ante alguien? Ahora que se
habla tanto de la marca España para vender fuera la imagen del país, ¿forma eso
parte de la marca España?
Quiero creer
que se trata de una actuación aislada pero no puedo evitar relacionarla, si no
en las formas sí en las motivaciones últimas, con otras que son penosamente
frecuentes. Se trata de abuso de poder, del aprovechamiento de la desigualdad
de fuerzas en beneficio propio, sea beneficio económico o por una mera
satisfacción personal, y el lógico perjuicio del prójimo. ¿Qué satisfacción
pudieron encontrar en el maltrato esa sarta de espantajos? La simple sensación
de poder, de dominio sobre el otro. Actitud que solo pone de manifiesto que se
es un don nadie. ¿Con qué actuaciones las veo relacionadas? Con los cada vez
más habituales casos de corrupción y corruptelas. El cohecho, el soborno, el
fraude y el robo realizado sin pudor en lo que se encuentra al alcance de la
mano. Es otro abuso de poder, otro aprovechamiento de la situación que se ocupa
para beneficio y gratificación personal. ¿Se trata de comportamientos
esporádicos? Lo dudo. Se trata de la muestra de podredumbre de una sociedad. No
se trata sin más de la actuación de una serie de personas deshonestas sino del
reflejo de lo que hemos sido, de lo que somos y deseamos ser. Es la marca
España. En el fondo se envidia lo que se critica y es frecuente que se actúe de
esa manera en lo que esté a nuestro alcance.
El abuso de
poder parece que no es algo condenable en sí mismo, depende del pre-juicio (positivo
o negativo) existente de la persona que lo ejerce puede llegar a ser
condenable, tolerable o, incluso, justificable. El caso del exalcalde de
Ponferrada, Ismael Álvarez lo pone de manifiesto. Condenado por acoso sexual se
reincorporó a la vida política con su propia formación y fue reelegido llegando
a obtener cinco concejales. Se trata, claramente, de un ejercicio de abuso de
poder, aprovechar una posición privilegiada para beneficio propio. Ismael
Álvarez no sólo fue votado sino que permaneció en Ponferrada como un vecino más
mientras que Nevenka Fernández, la víctima, tuvo que abandonar la población. El
acoso y abuso fue tolerado y premiado, su denuncia fue castigada.
Son síntomas
de una sociedad enferma en la que parece darse una denuncia hipócrita del abuso
de poder pero un ejercicio del mismo, a la menor ocasión, hasta llegar al
repugnante comportamiento de esos soldados en Irak. ¿Se trata todo esto de una
muestra de la forma de ser del español, un rasgo cultural de este país? ¿Estamos
ante la verdadera Marca España? Quisiera estar equivocado, de no ser así no
merecería la pena la defensa del continente (España, con supuestas naciones
incluidas) ni del contenido (sus ciudadanos).
Yo creo Jesús, como lo crees tú también a pesar de tu escrito, que esa no es la mejor imagen de España. En nuestro país hay otras instantáneas que nos definen mejor: las plataformas de reivindicación social, la solidaridad de los donantes de sangre, la generosidad de los trsplantes, la creciente conciencia de los jóvenes frente a la inquina del poder político... Este país, a pesar de muchos de sus políticos, sigue siendo un buen proyecto en el que merece la pena confiar.
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