
HAZ
He olvidado el
último sueño que tuve,
la última risa que
di,
el último momento
en el que me sentí completamente vivo.
Corretean por mi
cerebro ratones de silencio
cortando mi
comunicación con el exterior,
con mi pasado,
con mi futuro,
conmigo.
He olvidado el
rostro de mi madre,
los discursos que
ordenaron mi caos,
que me ayudaron a
interpretar mi vida,
los sustantivos que
me han nombrado,
todo lo que
encontré en mis calles y encrucijadas,
las últimas
caricias que sintieron mis manos con plenitud.
Me encuentro
suspendido del mundo,
de una tenaz red de
afectos que yo siento como frágil
(también tenaz
empeño mío ese sentimiento).
En ella,
las palabras y los
rostros de unos amigos en la niebla,
la risa de mis
hijos en el silencio,
las caricias de mi
mujer en la noche,
tenazmente
empeñadas en devolverme a la vida.
ENVÉS
Es invierno.
También lo es en mi
cuerpo.
Porque es invierno
sé que no debería ser así,
sin embargo, crecen
espigas de trigo en él
para que tú
coseches el grano,
y una vez cosechado
lo muelas con tu deseo.
Cosechado y molido
lo amases entre tus
pechos,
lo cuezas entre tus
nalgas
y lo comas entre
tus labios.
Pan hecho bolo por
tu lengua
pase a ti y te
recorra entera.
Gozoso y feliz,
entre y salga por los poros de tu piel.
Errante dichoso,
viaje en tu sudor cuando te excitas
sin más oficio ni
devoción que recorrerte entera,
sin más trabajo que
descubrirte,
y perderte,
y reencontrarte.
Escalar la pendiente
de tu cuerpo
y coronar la cima
de tu ser,
explorador de tus
secretos
bañándome de placer
en ellos.
Haber encontrado
esa locura tan simple y tan eterna
que me ha devuelto
el juicio,
me ha abierto los
ojos,
me ha otorgado un
sentido:
ser para ti,
niño perdido al que
acunar y amamantar,
semental primitivo
en el que extraviarte,
ser rabia y
ternura,
espasmo y caricia,
placer y dolor,
locura y razón;
y crecer en esta
nueva vida que se me tiende ante los pies
sólo con esa tarea,
quererte
y desearte
y sentirte
y descubrir cada
día al mirarte a los ojos
que la vida
encierra siempre un tesoro
allá donde el dolor
estalla en llanto.
Allá donde muere el
hoy y comienza el mañana
se despliega un
largo presente a tu lado
con otro yo más
poroso a ti
Porque es invierno
y sin embargo crecen espigas de trigo en mi cuerpo,
no temo a las nubes
que acechan mi mente.
Sé que el sol lo
irá dorando
para que llegue a
ser pan que lo hagas tuyo.
Entonces habrá
cumplido su destino,
ya al filo de la
primavera,
ya a caballo del eterno
renacer.
Porque es invierno
y sin embargo,
crecen espigas de
trigo doradas en mi cuerpo.
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