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martes, 29 de abril de 2025

La negación de un Dios

 

 

 


Negar un Dios no es negar a Dios como tampoco es afirmarlo, existe una pluralidad de dioses entre la humanidad siendo ficción todos ellos. Desde que apareció el ser humano este anda buscando la forma de ese Dios fracasando en cada intento. El ser humano es incapaz de adivinar esa forma, esto no afirma la la no existencia de ese Dios, como tampoco afirma su existencia. Lo que a continuación planteo no deja de ser también un esfuerzo de la imaginación.

En el Génesis de la Biblia cristiana Dios va creando cada día el Cielo, la Tierra y todos sus seres, así como el Universo. El sexto día creó al hombre y la mujer a su imagen y semejanza. Esto no solo genera la imagen del ser humano sino también genera una previa, la de Dios. Y viceversa, un dios a nuestra imagen y semejanza. Es ese Dios, a nuestra imagen y creador de todo lo existente el que se encuentra en la cabeza del creyente como también en la del ateo. Es esa imagen infantil la que se afirma y se niega. Un Dios todopoderoso del que dependemos al que podemos dar una imagen inversa, un Dios que nada puede, nada ve, nada oye y que su existencia depende de nosotros.


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Un Dios que en el Génesis crea con anterioridad todos los seres vivos, vegetales y animales, un Dios que, sin embargo. es acaparado por el ser humano a pesar de que ese Dios crea también, con anterioridad, a todos los seres vivos. Es un Dios también de la hierba, de los árboles, de los gatos, de los leones, de las hormigas, de los mosquitos, de las bacterias, de los virus, de todos los seres vivos sea cual sea su modo de existencia.

Si es el Dios de todo y es un Dios que depende de nosotros todos los seres vivos dependen de nosotros. Ese ha de ser nuestro quehacer, cuidar todos esos seres vivos como también el clima, combatir el cambio climático. La pregunta que he de hacerme es qué he hecho yo para todo eso. La vida es pensar, pero especialmente cuidar aquello que nos rodea. Cuidar a Dios.

 

lunes, 17 de marzo de 2025

Casi poemas 23

45 poemas tristes famosos (y su significado)

Olvidé todo aquello que me ocurrió,

solo recuerdo aquello que no he vivido,

el valiente que nunca fui,

el cuerpo que nunca vi,

el sexo que no tomé,

las mariposas que no bailaron en mi estómago,

el tiempo que no te dediqué,

el salario que no compartí,

las fuerzas que no gasté,

El hoy es el pasado que nunca existió.

 

 

Cómo puede anidar tanto odio en ti

sin que se te desmenucen las costuras

y te atormente ese fantasma que llevas dentro

jugando a la hipocresía de la hostia consagrada

envuelta entre improperios cubiertos de espuma.

 

 

 

Solo

Llamando a voces a todos

sin que nadie me responda.

Solo.

Requiriendo caricias.

Como sean,

donde sean,

pero atrapadas en la nada.

Solo,

Con la tierra reseca necesitando lluvia.

Cualquier líquido cayendo sobre ella.

El que sea.

Cuando sea,

Como sea,

Donde sea.

Solo.

Encerrado en una claustrofóbica piel

que nada siente,

que nada espera,

que nada atrae.

Solo.

Rodeado de querencias en soledad.

Rodeado de querencias sin deseo.

Rodeado de vida oliendo a cadáver.

Solo.

Esperando el fin.

Deseando el fin que nunca llega.

Solo.

Completamente solo.

 

 

 

 

Allí estoy,

sin que tú puedas verme,

en una esquina de tu dormitorio

Contemplando como te desnudas.

Gesto a gesto,

prenda a prenda.

Observando tus deliciosos movimientos

para quitarte tu ropa más intima

y vas dejando al descubierto

los secretos de tu cuerpo.

Y yo gozando de esas delicias

sin que tú puedas descubrirme

estando como estás

únicamente en mi cabeza.

 

 

 

Cuando a la noche cierro los ojos

las palabras se amontonan en mi mente

cambiando unas y otras de lugar,

buscando la posición adecuada

que venga a decir con precisión

lo que yo deseo.

Siempre, al despertar,

descubro

que una ráfaga de viento

se las ha llevado.

 

 

 

 

 

No fuiste mía ni siquiera unos pocos días.

Unos días suficientes para descubrirte,

para descubrir tu cuerpo y hacerlo mío,

acariciar todo él, valles y montañas y el punto exacto del placer.

Unos días para penetrar en ti y ser tu siamés.

Unos días para conocerte en profundidad

la que detestas, pero yo adoro,

la que te encanta y yo espero alborozado.

cuando tengo tiempo para descubrir aquello que ocultas

y también tengo tiempo para sanar todas tus heridas,

las que has acumulado y cargas con ellas desde siempre,

tiempo para verte reír aunque sea de mí, patético admirador,
hombre siempre perdedor, atrapado en la envidia,

Pero sueño y te hago mía, aquella que descubro cuando recitas

y yo me deshago en cada una de tus palabras;

cada una de las silabas golpeando en el interior de mi cuerpo,

fonemas destinados a hacerte tuyo.

Días suficientes para descubrir nuestros pecados

y todo aquello por lo que necesitamos pedir perdón.

Tú y yo, con sinceridad, sin engaño alguno, desnudando nuestros corazones.

Tú y yo, que ilusión sólo nombrarlas, dos palabras tan distantes,

que refuerzan y descomponen, únicamente allá donde tú te encuentres,

en la fantasía o en la realidad, en la fantasía que te hace ser alguien,

en la realidad que descubre quien eres, nadie,

Aquello que me hace asumir con franqueza

que no fuiste mía ni serás mía ni tan siquiera unos días.